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"Bien chicos quiero el reporte del libro en mi correo para antes de las ocho del día de mañana, pueden retirarse." Después de que la bola de estudiantes saliera del aula seguidos de su profesora, Hyunjin se dio el tiempo de por fin respirar, no había podido tener un descanso desde que salió de su casa.

Esperaba que el chico que llevó a su casa se hubiera salido sin tomar alguna pertenencia, en la mayoría de ocasiones él mismo se encargaba de vigilar que sus acompañantes salieran con la misma cantidad de artículos con los que ingresaron sin embargo en la mañana se la había hecho tarde para pasar de su querido Innie y dejarlo en su preparatoria para luego asistir a sus clases.

Hwang Hyunjin, un estudiante de segundo curso de la carrera de Contabilidad se encontraba en las redes de un hermoso, adorable, tierno e ilegal chico. Yang Jeongin su precioso vecino el cual, a diferencia de sus 20 años, contaba con unos lastimeros 17. Al ser vecinos de toda la vida los dos encontraron rápidamente en el otro un mejor amigo sin importarles su tres años de diferencia, para ambos siempre era difícil cuando Jin cambiaba de nivel educativo dejando atrás a su Innie, pero en esta ocasión fue aún más difícil tomando en cuenta que al haber entrado a la Universidad Hyunjin encontraba cada vez menos tiempo para su pequeño.

Como una promesa de que Hyunjin siempre estaría ahí para su precioso Innie, pasaba por el menor para dejarlo en su escuela antes de irse a la propia, creando así el problema que tuvo en la mañana, usualmente el pelirrubio se organizaría lo suficiente para nunca quedarse sin tiempo y esto significa que entre semana no habría compañía "especial" (aún más ya que no quería que Jeonginnie viera a alguien salir de su casa), sin embargo él solo era humano y tenía necesidades, las cuales no podían involucrar a su pecaminoso y joven vecino, Dios Hyunjin, despierta. Debido a que necesitaba un calmante urgentemente el pelilargo se atrevió a romper su regla de entre semana.

Al sentir más compuesto el rubio decidió dejar de una vez el aula y buscar a Chan o a Changbin, hasta se conformaba con Jisung.

"Hyu~ng, cancelaron mi clase de música, podría acompañarme al centro comercial?" Reconociendo aquel tono chillón se quiso acercar a su amigos pero con tan solo verlos ya no quiso, Changbin estaba en su rol de hermano complaciente mientras que Jisung disfrutaba de cada segundo y él no se iba a entrometer.

Su siguiente objetivo fue encontrar a Chan.

Si lo pensaba con detenimiento si no por Chan no hubiera conocido a Changbin y por lo tanto no hubiera conocido a Jisung... Ya luego le reclamará. De cualquier forma terminó conociendo a Chan debido a que el club de baile necesitaba en repetidas ocasiones del club de música para hacer arreglos a las canciones que serían utilizadas para las coreografías, y desafortunadamente le tocó ser el encargado de llevar a cabo la relación entre ambos clubes, lo que dio como resultado su amistad con Chan, sin embargo con Chan tuvo que conocer a Changbin y con él venía de paquete Jisung.

"Channie Hyung, a dónde iremos a comer?" Tuvo que resistir sus ganas de rodar los ojos a la escena ante sus ojos, no se le hacía justo que sus amigos fueran pareja ya que lo dejaban como la tercera rueda y eso le fastidiaba.

"Hoy no puedo Minnie, tengo un pedido urgente para el club de baile, por eso no hay club hoy" Eso a Hyunjin si le intereso, decidiendo así que era su momento de interrumpir saludando a ambos con un leve cabeceo.

"Chan hyung ya nos entregaste el arreglo de Open Mind, yo no he hecho ningún pedido."

"Si, pero este pedido fue hecho por Minho."

Ah, el famoso Lee Minho, para ser más específicos, Lee Minho de su club de baile. Personalmente Hyunjin no conoce mucho del chico, pero por lo poco que ha escuchado del chico además de estar en el club de baile también lo estudia, a pesar de ir en tercer año ya ha se ha peleado con superiores de cuarto y cualquiera que lo ha visto puede admitir que es guapo.

"Bueno chicos los veo después, prefiero ir al club que lidiar con ser la tercera rueda." Chan río mientras que Seungmin rodó sus ojos.

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"Hyunjinnie!" Jeongin no dudó en lanzarse a los brazos de su apuesto hyung al abrir la puerta. "Hyung, ¿porqué no me avisó que vendría?"

"Lo siento Innie, solo que te extrañaba mucho." El menor hizo lo posible para tranquilizar a su corazón que se emocionaba con tan solo ver a su hyung y a las mariposas de su estómago que se despertaban al escuchar la voz de su hyung.

Lentamente el menor se despegó de los cálidos brazos de Hyunjin, sonrojándose solo por ver con claridad al contrario. Y es que quien no se alborotaría con la vista de un Hwang Hyunjin vestido en una camisa sin mangas, que solo relucía sus fuertes brazos bañados en sudor, y un pantalón de mezclilla demasiado pegados a sus piernas. Vergonzosamente le tomó un momento a Jeongin recomponerse y dejar de examinar la vestimenta del rubio.

"Perdón Innie, vine directo después de la práctica y no me he podido bañar." Una vez más el menor sintió hormigas en sus mejillas. "Deja voy rápido a mi casa y de ahí vuelvo, okay?" Jeongin estuvo a punto de asentir pero recordó la horrible visión que tuvo en la mañana queriéndolo hacer llorar.

"Hyung, de hecho estaba muy preocupado, porque en la mañana mi mamá vio a un chico salir de su casa después de que nos fuimos."

Demonios Hyunjin por calenturiento "Bueno Innie, ayer tuve que hacer una coreografía con un compañero y como terminamos tarde se quedó a dormir, yo me salí antes para poder dejarte."

Cuando creyó que su precioso se veía convencido, Hyunjin se retiró para darse un baño y poder salir con Jeongin.

Yang Jeongin, quien era conocido como el más dulce de toda su generación, desde que era pequeño siempre sacaban a relucir lo bonita y esplendida que era su sonrisa, también mencionando los buenos modales que poseía desde niño.

Entonces Jeongin sonrío, mientras que su sonrisa era tan grande que todos sus dientes podían ser vistos sus ojos se llenaban de lágrimas al recordar como la noche anterior había visto a su hyung besando a aquel chico para después entrar a su casa. Unas cuantas lágrimas salieron al recordar cómo al volver a su casa en una hora libre vio a aquel chico salir de la casa de su hyung usando una sudadera que él mismo le regaló a su hyung.

El pequeño nunca supo el poder que tenía su sonrisa hasta la primera vez que vio a su hyung con un chico, sabía que todo el mundo lo tachaba de inocente y puro, y lo era, de verdad; sin embargo no era idiota, él sabía que aquellos chicos no era solo amigos de Hyunjin, sabía que desde que el mayor vivía solo esa casa había visto gran número de caras.

Fue ahí que Jeongin supo que Hwang Hyunjin amaba su sonrisa, y que con sonreírle cualquier detalle pasaba desprevenido. Hyunjin prefería vivir en la mentira de su sonrisa que en la verdad de sus ojos. Sus ojos que nunca habían sido agraciados, sus ojos que eran tan comunes como los de cualquier otro chico de su salón y lo peor era que sus ojos eran "las ventanas a su alma", eran los únicos que realmente reflejaban toda la pesadumbre que le causaba amar a su hyung