Tomatoe (Robert smith) shortfic

capítulo 3: masturbación cerebral

Pienso y después existo. Robert obliga a Simon a irse del cuarto, este se va después de preguntar muchas cosas acerca de mí. Pero está mintiendo, lo sé porque nos conocemos y me recuerda me vio y arrojó su uñeta en concierto, es sólo que nunca me ha visto asi en los años que Robert me a usado para su satisfacción egoísta. Desnuda, caliente y tirada sobre el sofá de su backstage.

Entonces pone seguro a la puerta y se sube sobre mi, su aroma es suave, él siempre ha sido delicado en eso.

-Parece que le interesas.

Besó mi columna mientras revoloteaba mi cabello detrás de mí.

-Y si así fuera qué?

Me siento extraña como mi voz, no sonamos para nada iguales. Robert se detiene antes de pasar sus dedos callosos sobre mis párpados.

-No puedes estar con Simon, estoy yo aquí.

Su voz se contorsiona en sonidos irregulares.

-Entonces hazme el amor.

No responde en cambio apaga la luz y me besa la parte baja de la espalda. Siento su respiración frenética y antes que me de salida suelta mi boca y se quita la playera.

-Quieres algo de pintura?

Me doy vuelta y le veo entre la nebulosa de la noche, es tan irreal. Es bellicimo pero igual es violento como un color sobre la oscuridad, como luces bajo el manto de los edificios. Como un concierto real. Sus ojos azules me admiran antes de pegar sus labios a mí, saben a doritos y coronas. Siento mi cuerpo reaccionar, como la última vez.

-Dame.

Me hace caso, se levanta del sofá y agita una lata larga, pone el contenido en una bolsa de plástico y el color verde neón me inunda, inhaló cuando me lo pasa y siento como todo se ralentiza, las voces son colores mas robóticas, todo es raro pero increíble es como si hubiese bebido todavía mas.

Después es todo sentidos, besarlo y recordar que somos dos gotas de agua. Me siento cuando lo conocí, indefensa, virgen, ingenua pero no me importó porque lo amaba después de oir sus discos y cuando lo conoci personalmente fue igual de mágico. No había nada falso en él porque nunca fingió su personalidad.

Pero cuando me hizo suya y después me embarazó supe qué lo iba a amar mas que antes. Su presencia, su arte.

Estoy fascinada con su persona.

Me siento entre la bruma, me toca y entonces pone música, sabe como dominarme. Pega sus labios sobre mi cuello y después respira entrecortado.

Su sudor cae sobre mi como rocío. Sabe a sal.

Me siento sola y vacía, consumida en el acto de mesmerizar, en el vicio del alcohol, de mi falta de interés por la vida, de mi apatía que no lo siento llegar hasta que ya me tiene boca arriba mirándolo, me siento adormilada como cada día, el único rayo de luz es mi bebé, es lo único que me hace sentir viva, en reposo frente a trigo, sol y escritos, cartas que escribí para recitarselo, las quemé cuando sali del hospital después de dar a luz. Nada significa para mi, estoy cansada de ser contenida, de pensar en las consecuencias de mis actos, en hacer todo pulcro pensando en una reacción, quiero ser desorganizada y disfrutar, quiero que Robert sepa que es el padre de mi hijo. El sonido lejano de un piano me encoge el pecho, es la intro de la siguiente banda. Me siento tan monótona, el alcohol no me hace reprimir estas ganas de quedar inherte cono un cadáver. Me fijo en los ojos azules de Robert, son desconcertantes, soy también malvados, me devuelve la mirada mientras disfruta, yo apenas lo siento dentro de mí, me usan, es la primera vez que llegan tan lejos al usarme. No es una violación porque yo he dado mi consentimiento pero eso no aligera las cargas mentales, me siento entumida, sin capacidad de sentir aunque sea un roce, un beso, un respirar, una brisa nocturna. Soy como una gárgola que se lamenta siendo de piedra sin poder expresar más allá que sus ojos de piedra gris y sus alas híbridas en ese cuerpo mitad león, mitad serpiente, mitad dragón. Robert se ve grotesco mientras me penetra, sus ojos perdidos en el autoplacer, como un asesino que folla a su víctima muerta.

No lloro, o grito o le hago a un lado, no sé lo que me pasa pero le tengo miedo, quiero que pare, noto que me lastima dentro de mi túnel de carne, ataca mi cabello y cuello, quiere que lo vea lasciva pero no puedo, estoy concentrada en no morir a manos de este ser aterrador, como un ictiocentauro, me aterra, me hace escocer de pánico, él es como una estrella* que se ha ennegrecido por la sociedad. Me hace pensar que me matará en cuanto tenga oportunidad, siento como me deja de follar, se ha corrido, me siento y notó que no me ha lastimado es sólo que golpeó duro dentro, eso me alivia, pero no termina aquí.

Robert se ve como un ser antiguo buscando arrancarme la piel, me besa y hace que me pose sobre él. Le hago caso y acato cuando pide que lo folle. Me siento como un juguete masculino, sólo para su beneplácito. Sus ojos y rostro adquieren un llamado de miedo en mi interior, se ve mostruoso, pero también es fascinante.

Me muerdo el labio como a él le gusta, después de todo, drogada y alcoholizada soy un siervo a su mandato, necesito, urge en complacerlo, quiero que la quinta esencia sea su piel, sus miradas, no es el sexo lo aue me atrae irreversiblemente a él sino su energía que destila, que él puede poner en palabras lo que yo no, que él puede canalizar sus emocuones como hunano en palabras y música, yo no, sólo puedo sentir y embriagarne en el.

Mis dos amores y amantes son el beso de la botella y su presencia, le veo desde lo alto proclamando ser ancestral, su voz es un manjar para el oído humano, sus labios traducen textos apocrifos, es como un mesias negro, Robert es la emoción de la noche y la anturaleza, de lo peligroso, del viento ahigandome en mis pulmones, del vodka y del amor platónico porque aunque lo tengo ajora entre mis piernas este encuentro se reducw a una noche, cada varios años  ahora noto qye puenso en lavanda y en que su maquillaje le hace ver ante mi como el perfecto ritmo, es superficial, es la debilidad encarnada.

Robert es una presencia casi espiritual, es como meditar, es raro porque es como si estuviera inmersa en placer ante él no es algo sexual, es como químicos liberando ni cerebro automáticamente. Él es un buen antídoto a mi alcoholizado estado y mi adicción anterior. Cuando comparto algo con alguien me gustaría que esa persona tratara de entender que yo no sólo le estoy dando de oír algo sino como si pudiera verme desnuda, tanto como en la vida real como en mi espíritu, no sé pero siento que la música es como una persona viva, siempre y realmente desde que tengo memoria la música es todo, está ahí, está cerca de mi, me llama, la siento y casi puedo hacerle el amor. Por eso Smith ha sido el único con el que he compartido esto, ya lo pienso al besarlo tímida, la mejor amante es la música para mí, y él destila en música.

Y por eso soy egoísta con ella, no cualquiera lo vale para dejarla ahí, en sus manos. Jamás me he enamorado de un hombre, pero la música, Dios, Joder, es como lo que ni mil penes pueden lograr, y por eso Robert es el elegido en esta alegoría. Créeme no lo digo ni en broma mucha gente cree que soy egoísta pero no puedo evitarlo, la música me vuelve irracional, y te confesaré algo pero, la única manera que me siento satisfecha sexualmente no es con el sexo en sí, para mí es ridículo, yo para sentirme casi excitada es con la música y no cualquiera, jamás lo he dicho a nadie, pero es así, soy más como rara, pero es así, desde que soy una niña, como dije, no soy asexual, pero, la música es lo que me hace sentir bien. Y cuando digo esto hablo en serio, ni el alcohol ni el cigarro se comparan, por eso le debo mi alma, como diría mi hermana fallecida, a mis artistas, porque no importa si son muy famosos o no, pero ellos me dieron una razón para vivir. Robert lo hace, es el ingrediente secreto, por eso escribió Disintegration, eso me confesó hace unos minutos mientras me besa cada hueso de la columna, que soy la amante preferida, la que le ha hecho su musa. Por eso se arriesga a ser violencia, porque adora que sea como un hematoma en su vientre. No sabrá de su bebé yo, tampoco porque quiero tener una sobredosis esta noche.

Nota2020: *estrella hace referencia a los ángeles de Dios.