Narrado desde la perspectiva de Harry.
Aquel chico de ojos verdes, anteojos redondos y cabello azabache, observaba a través de su ventana la calle a la que daba la casa de sus tíos, en Privet Drive. Realmente no prestaba atención a donde miraba, su mente estaba en otro lado, muy lejos de allí.
No podía dejar de pensar en ella. Tal vez nunca había visto su cara, pero sí sus ojos, de un bonito color miel. Esos ojos que por alguna razón, no podía sacar de su cabeza.
En algún momento hasta había pensado en ponerse la capa invisible y seguirla, para ver si alguna vez se quitaba aquella capucha que le había impedido ver su cara, pero luego se dio cuenta de que eso resultaría muy acosador.
Ya les había hablado a Ron y a Hermione sobre ella, siempre estaba sola en un rincón de la sala común, si es que llegaba a estar ahí, y nunca hablaba con nadie. Hermione le había dicho que ella no estaba en su dormitorio, sin embargo asistía a las mismas clases que ellos. Lo más raro, es que nadie parecía notarla, las personas la ignoraban, pero a ella no parecía importarle.
Ron le había dicho que estaba muy obsesionado, mas no podía evitarlo.
Desde que empezaron las vacaciones, lo único en lo que pensaba, además de en el campeonato mundial de quidditch, era en esa chica que lo había salvado del sauce boxeador, que de no ser por ella, le hubiera roto unos cuantos huesos.
El joven se tiró en la cama, hacía mucho calor y eso comenzaba a agobiarlo. Cerró sus ojos.
A su mente volvió la escena de aquel día:
"Acababa de terminar un entrenamiento de quidditch con el equipo, había decidido quedarse, pues notó algo extraño entre los arbustos.
Se fue acercando muy despacio a aquellas plantas, sin prestar demasiada atención a su alrededor.
De repente, sintió que una rama gigante lo golpeaba y al darse vuelta, se dio cuenta de que se había acercado demasiado al sauce boxeador, por no poner atención.
El árbol volvió a golpearlo, esta vez con mucha más fuerza, se le resbalaron sus anteojos y cayeron. Su vista se nubló. El sauce le asestó otro golpe y cayó al suelo. Comenzó a buscar con urgencia en sus bolsillos, pero no encontraba su varita.
Y el miedo, aquel sentimiento que había aprendido a detestar, se apoderó de él, no sabía qué iba a hacer. Tanteó el suelo tratando de ubicar su varita, pero fue en vano.
Pronto, sintió como otra rama se acercaba a él y se preparó para recibir el impacto del golpe. Sin embargo, esta nunca lo golpeó.
Unas manos lo tomaron por los hombros y lo levantaron del suelo.
Sintió que alguien tomaba su mano, la mano de la otra persona era suave y delicada, y lo llevaba lejos de allí. No lograba distinguir de quién se trataba, tan sólo podía ver un borroso bulto negro.
—Toma —dijo, alcanzándole sus anteojos.
Él los tomó y se los puso. De esa manera, logró contemplar una figura que apenas medía unos centímetros menos que él.
La persona lo miró y él pudo notar que tenía unos ojos color miel muy hermosos, no entendió cómo, pero al instante supo que se trataba de una chica. Sin embargo, no podía observar su rostro, pues este parecía que estar tapado con algo.
—Gra- gracias —tartamudeó, en un fallido intento de que su voz no se oyera entrecortada.
—No fue nada —respondió ella con una voz dulce—. Ah, y aquí tienes tu varita —dijo tendiéndosela—, la encontré en el suelo, la próxima ten más cuidado.
Y sin darle tiempo al chico a decir nada más, dio media vuelta y se alejó caminando hacia el castillo."
Al recordar eso, sonrió, no entendía porqué, pero ese recuerdo siempre lograba hacerlo sonreír.
—¿Qué me está pasando?— se preguntó a sí mismo.
Sin embargo, nunca pudo responderse aquel pregunta, porque su tía lo llamó para limpiar la casa.
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"La Chica de la Capucha" (Harry Potter y tu)
FanfictionSophie May Scamander ha tenido una vida difícil. Su madre murió cuándo tenía 10 años y asistió a la escuela Ilvermorny hasta los 12 años, donde fue acosada y maltratada por sus compañeros. A los 13 años su familia se mudó a Inglaterra, y fue transfe...