Amenaza a lo establecido

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Es evidente que la noción de homofobia se extendió progresivamente en la
medida en que las investigaciones emprendidas permitían comprender que los
actos, palabras o actitudes percibidas claramente como homófobicas sólo eran el
epifenómeno de una construcción cultural más general, cuyos efectos comunes
constituyen una violencia que atraviesa a la sociedad en su conjunto.
El origen profundo de la homofobia debe, sin duda, buscarse en el heterosexismo,
que tiende a hacer de la heterosexualidad la única experiencia sexual legítima,posible e, incluso, pensable, lo que explica que muchas personas vivan su vida sin
haber jamás pensado en esta realidad homosexual, presente sin embargo en
todas partes y mucho menos oculta de lo que en un principio pudiera creerse. Más
que una norma, que supondría todavía algo explícito, la heterosexualidad se
convierte, para quienes así condiciona, en lo impensado de su construcción
psíquica particular y en el a priori de toda sexualidad humana en general. De
hecho, si no se contempla todo el horror que representa la homosexualidad para
ciertas personas, se corre el riesgo de no entender la homofobia en lo que tiene de
más radical.
Para las personas más condicionadas por el heterosexismo, la simple existencia
de los homosexuales, quienes no los amenazan en lo más mínimo, constituye
subjetivamente una amenaza para el edificio psíquico que han construido larga y
pacientemente a partir de esa exclusión, y esto permite explicar por qué el miedo,
y más aún el odio que de todo ello resulta, puede llegar a las violencias más
brutales. Por supuesto, este miedo no podría erigirse en circunstancia atenuante y
mucho menos en justificación para los crímenes por homofobia. Este miedo es a
menudo materia de alegato, por cierto exitoso, en los tribunales estadounidenses
en beneficio de individuos que asisten a lugares de ligue, armados con bates de
bates de béisbol para “golpear locas”, y que se escudan detrás de la noción de
“pánico sexual” en un colmo de mala fe y de crueldad cínica.
Por lo demás, las teorías teológicas, morales, jurídicas, médicas, biológicas,
psicoanalíticas, antropológicas, etc, nunca son más que razones inventadas para
justificar una convicción íntima; y resulta por lo general inútil demostrarle a quienes
ven en la homosexualidad una suerte de tara o patología, que su creencia
obsoleta ha quedado desde hace tiempo invalidada por la propia medicina: lejos
de ser la causa de su homofobia, este discurso médico, históricamente rebasado,
sólo serviría ocasionalmente para la forma y, a lo sumo, para alguna eventual confirmación.

El Rostro Múltiple De La HomofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora