Capítulo 3.

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El trabajo de Jung Hoseok era un trabajo como otro cualquiera. Se levantaba por las mañanas, tomaba su café y abría la tienda todos los días entre semana a las nueve de la mañana.

Y le encantaba. Los vestidos que vendía eran preciosos y él no podía parar de imaginarse llevando uno de esos algún día. Excepto por el hecho de que eran vestidos de novia, entre otras cosas, los que más le gustaban.

Pero esa mañana fue diferente, pues la pareja de moda del momento, Park Seojoon, el nuevo fichaje de los Kia Tigers y la súper modelo Chun Woohee, entraron por la puerta.

— ¡Oh dios mío! ¡Oh dios mío! ¿Has visto quién es?— le comentaba su compañera de trabajo, tan insoportablemente chillona como siempre.

— Sí guapa, ya lo he visto, pero baja la voz.— Hoseok no era muy de deportes, nunca lo había sido, él era más de verse todas las temporadas de Rupaul's Drag Race en dos días.

El hombre, alto, moreno, con el pelo negro y con una cara de pocos amigos, movió la cabeza, invitando a la mujer, delgada, con el pelo bastante largo y castaño, a hablar por él.

— ¡Buenos días!— exclamó la chica con una sonrisa gigante plantada en la cara— Quería saber con quién tengo que hablar para encargar un vestido de bodas.

— Buenas, pueden hablar conmigo— respondió Hoseok con una sonrisa falsa pero no demasiado, le encantaba su trabajo, pero odiaba lidiar con este tipo de mujeres.— ¿Le enseño nuestro catálogo?

Woohee asintió. Mientras Hoseok se agachaba para buscar el catálogo debajo del mostrador, miró a Seojoon, quien le miraba fijamente.

Vale, tenía que admitirlo, era guapísimo, atlético, y por lo que podía ver desde debajo del mostrador, tenía unos muslos de infarto. Le intimidaba, la mirada del deportista estaba clavada en su nuca y él lo notaba.

— ¿Hacéis asesorias a domicilio?— preguntó la mujer, sacando a Hoseok de sus pensamientos y levantándose sin haber encontrado el catálogo.

— Sí, por supuesto, y lo siento mucho pero no lo encuentro pero si me da un momento voy a buscarlo al almacén.

— No, déjelo, tráigamelo a mi casa por favor, quiero hacer algunos retoques claramente y aquí no me siento cómoda.— Hoseok abrió los ojos, sonrió y asintió. No le quedaba otra— Cari, pásale nuestra dirección, te espero en el coche.

La mujer se fue, dejando a Hoseok solo con ese hombre de dos metros con él.
— Perdónala, está bastante nerviosa por la boda.— Hoseok asintió nervioso mientras sacaba una libreta y un bolígrafo para apuntar la dirección.— Pero seguro que tú la animas. Bueno... A los dos.

— ¿Cómo?— Hoseok le había escuchado perfectamente, pero no entendía nada, ¿le estaba tirando los tejos?

— No, nada, toma.— le dijo pasándole su tarjeta.— Te... esperamos.— el hombre le miró de arriba abajo y se marchó.

Hoseok estaba confundido, muy confundido. Tragó saliva y se recompuso.

Tenía que encontrar el catálogo.


xxx

Se removió en las suaves y blanquecinas sabanas de Taehyung, estirando un brazo a su costado, notando el frío tacto del lugar vacío.

Había pasado cerca de una semana y media desde que el mayor lo llevó de vuelta con él, pero esa noche no se encontraba a su lado por cuarta vez.

Todavía con sueño pero curioso por la frecuente situación de estos últimos días, se vistió rápidamente para buscar a Taehyung por el edificio, pues las llaves del coche y de la casa seguían en la mesita de la cama.

Cold Hands Vol. llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora