Capítulo 5.

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Jimin estaba de los nervios. Después de haber madrugado y haber tardado casi una hora en llegar, todavía se preguntaba si esto era buena idea y se maldecía por no haber cogido pañuelos de papel para sus sudadas manos.

— ¿Y cómo decías que se llamaba?— decía el menor mientras miraba el aeropuerto de Incheon.

— Yongsun, y no te preocupes, seguro que le caes muy bien, es muy maduro para su edad y le encantan los superhéroes,— dijo mirándole y sonriendo.— como a ti.

Cuando por fin escucharon que los pasajeros de Daegu ya habían llegado, Yoongi alzó la mirada para buscar a su hijo.

Un chaval con pinta de preadolescente bajaba las escaleras con pereza, que al ver a Yoongi esbozó una gran sonrisa guardando su consola en su mochila.

— ¡Papá!— el mayor sonrió de vuelta y se agachó para abrazarlo.
— ¡Hola, chiquitín!— dijo Yoongi cogiendo su mochila.— ¿Cómo estás, estás cansado, el vuelo bien, y tu maleta?

— Tranquilízate...— rió Jimin incómodo.— No le atosigues.— el castaño se agachó para presentarse.— ¡Hola, soy Jimin, soy el amigo de tu padre, tú debes ser Yongsun!

El niño miró de arriba a abajo a Jimin, quién se extrañó asustado, pero este sonrió y le volvió a mirar a los ojos.
— ¡Encantado señor!— Jimin se sonrojó y miró a Yoongi.
— Ya sabe que somos algo más que... amigos.



x x x


Ya habían pasado semanas y Jungkook no parecía pillar la indirecta de que quería más espacio para él solo.

Taehyung había intentado de todo, había dejado papeles de currículums para rellenar y folletos de alquileres baratos por todo el apartamento, de los cuales Jungkook parecía no haberse dado ni cuenta.

Le había dicho que le gustaría traer a algún chico más a su propia cama, cosa que el menor se tomó como una invitación a hacer alguno que otro trío (aunque esta última se la guardaría para más adelante en el caso de que fuera necesario).

Estaba harto, quería que se fuera de su casa, en la cual estaba viviendo sin pagar absolutamente nada y gastando todas las cosas que él tenía, como su perfume favorito y sus cereales preferidos para desayunar.

Estaba perdido. Pero bueno, no había nada que un café de la cafetería de Si Yeon y su querida dueña no pudieran solucionar.

— ¿Y has probado a decirle que quieres que se vaya?— decía Namjoon frente a él, bebiendo el té de melocotón con leche recién servido que estaba desayunando.

— Algo así...

— Todo son problemas en este mundo, ¿verdad?— decía Namjoon.— Ya van tres semanas que no salgo de noche a ningún sitio porque tengo miedo de que me vuelva a pasar algo parecido a la última vez.

— Oh, venga ya, entiendo que puedas tener miedo de esa situación pero, ¿no crees que es un poco demasiado traumarte a salir de tu casa? Ni que vayas a acabar de la casa de un rubio drogata todos los días.— rodó los ojos Taehyung.

— Tú no lo entiendes Taehyung, crees que nunca pasa nada malo... Hasta que pasa, y cuando pasa no puedes parar de pensar en ello.— Namjoon negó con disgusto.— Espero que nunca te pase nada pero ojalá me entendieras.

Mientras Taehyung y Namjoon seguían hablando de sus problemas y de lo "desgraciadas" que eran sus vidas, la dueña de la cafetería les puso la cuenta en la mesa.

— Porque volverse a su casa no es una opción demasiado factible, ¿no?— decía Si Yeon, quién no había podido evitar pegar el oído a la conversación.

Cold Hands Vol. llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora