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Eres agradable

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Eres agradable.

Veintinueve de Octubre, dos meses desde las primeras palabras que me dijo y un mes desde que volvió a lastimarme verbalmente. Las cosas de mal a peor y sentía que la ironía caía en mí como en picada, golpeando mi corazón en flechas de hielo por tanta frialdad.

Estaba en un Starbucks, sentado en el lugar más lejano de las personas tomando un té verde demasiado exquisito mientras leí ahora mi nuevo libro Mil veces hasta siempre me gusta su forma de escribir y expresar, letras hermosas. Tomé un sorbo con suavidad sintiendo el sabor en mis pupilas gustativas, era exquisito tanto su aroma como sabor.

Sentí una mirada en mi que alce la vista unos segundos viendo un hombre de bien parecer demasiado atractivo para mí, rostro buen definido su mandíbula estaba marcada, labios de un rojizo atractivo, ojos precisos de un color café atrayente. Nuestras miradas se unieron que sentí vergüenza pura, bajé mi vista rápidamente a mí libro.

—Mierda, me vió.

Me queje por eso, me dio demasiada vergüenza. Seguí leyendo con un sonrojo en mi rostro dejando mi té de lado para no darle vuelta. Mi rostro era ocultado por ese libro, no quería que me viese hasta que una voz saco de lado mi trance.

—Disculpe, no pude evitar a saludar y hablar un poco con usted sobre ese libro que está leyendo.

Baje mi libro dejándolo en la mesa dejándola abierta. Alce la vista viendo su rostro atractivo y una sonrisa tímida estaba en sus labios, tan apetitosos me atraían y sintió la necesidad de que mis dedos tocar suavemente. Negué por eso antes de hablar.

—C-claro, siéntate. —Mierda, mi voz tembló de nerviosismo, hasta su risa era atractiva. Por unos momentos olvide mi novio y mis problemas tóxicas del amor.

Se sentó al frente mío, cerré mi libro antes de tomar mi taza de té entre mis manos sintiendo en calor llegar a mis manos que lo levanté bebiendo un poco para dejarlo en su lugar anterior para verlo curioso.

—Oh, lo siento. Bright Vachirawit para servirle ...

—Win Metawin, un gusto.

—El gusto es todo mío, Win.

No dije ningún honorífico o su nombre, no sabía si es mayor o no. Solamente me sonreía amablemente.

Es cálido.

—Asi que el libro que lee es Mil veces para siempre, de John Green, el creó el famoso libro de Bajo la misma estrella ¿Me equivoco?

—N-no, tienes razón.

La primera persona que conoce a su creador sin preguntar y además de forma tan correcta, perfecta. Sonreí en pequeño antes de hablar.

—Es genial que alguien conozca a John Green. —Sinceré en tono bajo.

Ámame ¦ brightwin ¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora