Flores.

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No sabes como, pero de nueva cuenta estas en aquella habitación, rodeado de claveles, rosas, margaritas y tulipanes rojos. Otra vez desbordando tus sentimientos en aquellas plantas, contándoles como pronto las raíces en tu pecho crecerán como las suyas, como amas a los claveles dentro de ti, como tus sentimientos duelen tanto pero aún así te niegas a soltarlos. Ellas como tus fieles compañeras te consuelan con sus rocíos, se mecen al compás de tu llanto y en ocasiones parece que lloran contigo.

Solo ellas conocen aquella terrible enfermedad que te embarga, solo ellas lo compren, solo ellas parecen respetar tu dolor, tus deseos y tus sentimientos. Porque contra estos últimos nada se puede hacer, aunque se quiera.

No entiendes como llegas a otro agotador día de escuela, a uno donde evitas pasar por aquel pasillo en específico. Aún así, anhelas hacerlo, pero sabes las consecuencias que eso traerá. Van a descubrirte. Y van a obligarte a realizarte una cirugía que no deseas, van a obligarte a renunciar a tus sentimientos, y a tu esencia. Caminas con la cabeza gacha, los oídos sordos y las manos en los bolsillos de tu suéter. Le rezas a todo dios existente que se apiade de tu alma para que llegues a tu destino, sin cruzarte con el dueño de tu amor, y por un breve momento todo parece ir bien, al menos hoy no van a descubrirte. Pero la vida se encarga de recordarte que los dioses no son tus amigos, sin esperarlo él ha aparecido frente a ti, saludándote con sus preciosos ojos y su cara amable.

- Buenos días, Midoriya.

Solo eso basta para que te falte el aire y los pétalos dentro de ti deseen salir, sin embargo te obligas a responder.

- Buenos días, Todoroki-kun.

Y escapas, lo haces con el vago pretexto de tener que ayudar a All Might, él no lo cree por supuesto, porque eres un mal mentiroso, aún así no te insiste. Necesitas dejar de ser su amigo, necesitas alejarte de él, necesitas, pero no puedes, no quieres.

Y así pasa un mes, uno en dónde te haz alejado de todos. Hasta que un día eres enfrentado por Katsuki el único que te conoce tan bien como para descubrirte.

-Lo se todo, ¡Maldita sea! ¿Por qué no quieres operarte?- Está preocupado y lo entiendes, pero aún así no va a lograr convencerte, lo presientes.

-No quiero hacerlo Kacchan, estos sentimientos son míos, me pertenecen ¡Y a nadie más! No me acuses, te lo suplico. No me obligues a renunciar a todo lo que tengo, a todo lo que soy.- Sin querer las lágrimas ya brotan de tus ojos, haciéndote lucir más patético, supones.

-Tsk. Cómo quieras, pero si esto se complica, voy a decirle a Aizawa y a All Might, ¿Lo entiendes?

Por única ocasión Katsuki te deja ser, no entiendes porque y la verdad no te importa, pero lo agradeces.

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Cuando menos lo esperas Aizawa ha dejado un trabajo grupal en donde él mismo asignó los equipos. Para tu buena suerte Ochako y Tenya son tus compañeros, para la mala suerte Shouto también. De pronto ya estás en la sala de este último, casi sin hablar para que ningún pétalo (pétalos que se han convertido en flores enteras, te recuerdas) salgan de tu boca. Aún así respirar te cuesta y en un desesperado intento de esconder tu situación, le pides a Shouto que te permita su baño. Él te da las indicaciones necesarias y prontamente llegas, sin embargo antes de poder encerrarte en un lugar "seguro" la tos te ataca. Y de ella salen flores, estropean un poco la alfombra de la casa, pero a ti te parecen bonitas. De un momento a otro recuerdas dónde estás y alarmado levantas la cabeza volteando en todas direcciones, no hay nadie. Hasta que enfocas tu vista al frente y observas al hermano mayor de Shouto. Touya Todoroki. Te alarmas porque te han descubierto, piensas que es horrible la sensación. Pero no dices nada, no puedes decir nada. Entonces sin previo aviso el también tose y tulipanes naranjas con todo y tallos salen de su boca, acompañadas del carmín de la sangre. Cae al piso del dolor. Tú con el corazón encogido, con la empatía en la piel, le ayudas a levantarse, lo diriges al baño y le frotas la espalda, en un vano intento de darle apoyo. Luego cuando él se recupera le brindas una toalla blanca que haz encontrado encima del váter.

De claveles y tulipanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora