Estaba echada sobre el costado y sus senos se alzaban hacia el escote, recordando a dos redondos melocotones que kara habría querido saborear.
El pronunciado corte de su falda se había abierto sobre un muslo largo y de aspecto sedoso.
Su sensualidad la atraía como el canto de una sirena, pero la forma en que su cabeza descansaba sobre una mano y entornaba los labios resultaba extrañamente inocente.
Kara pensó que, incluso dormida, Lena emitía señales contradictorias. ¿Era la joven superficial de las revistas o el ser etéreo que despertaba su sentimiento protector, además de despertar muchas otras cosas menos altruistas? ¿Quién era la verdadera Lena kieran Luthor?Miró hacia el bar y le tentó servirse otro whisky, pero se resistió. Ver a su padre, rodeado de cervezas a las tres de la tarde, demasiado borracho como para recoger del colegio a Alex, le había enseñado que el alcohol no era la salvación. Tomó su chaqueta y tapó a Lena con ella, intentando convencerse de que era solo para mantenerla caliente, no porque quisiera ocultar a su vista la tentación que representaba su sensual cuerpo.
El sol se filtraba por las ranuras de las contraventanas sobre la colcha de la
cama. Lena abrió los ojos y poco a poco fue recordando por qué estaba en una habitación desconocida. Estaba en la villa de Kara en Sicilia y aquel era el dormitorio de su hermana. Kara le había dicho que era la casa en la que había crecido y que su padre la había conservado al ir a Inglaterra. Su hermana, alex, vivía en Nueva York.
Se sentó con cautela. La cabeza todavía le dolía un poco después de la migraña que había empezado en el barco que los condujo a Sicilia. Los analgésicos la habían noqueado y apenas recordaba nada del viaje. Tenía una vaga noción de que kara la había llevado en brazos por una playa y por unas escaleras hasta la casa. Pero ella estaba adormecida y no había prestado atención a su entorno, aunque sí había percibido sus musculosos brazos y el firme latido de su corazón bajo su cabeza.
La había llevado al dormitorio y ella había estado lo bastante despierta como para poder quitarse el vestido antes de meterse en la cama y dormirse. Miró el reloj y le asombró ver que eran cerca de la once de la mañana. Por eso tenía el estómago vacío. Notó el suelo frío bajo los pies al levantarse. La decoración de muebles oscuros y ropa de cama azul clara era sencilla, pero bonita. Y en el cuarto de baño se repetía la misma combinación de colores.
Lena se vio en el espejo e hizo una mueca de espanto. Tenía el cabello alborotado y los ojos manchados de rímel. Ella nunca se iba a la cama sin desmaquillarse y ponerse cremas caras, pero lo único que tenía con ella era un cepillo de dientes, un frasco de perfume y brillo para los labios. Ni siquiera tenía zapatos, porque sus sandalias se habían quedado en la playa. Pero en lugar de lamentarlo, se dio cuenta de que no tener pertenencias le resultaba extrañamente liberador. La recorrió un escalofrío al pensar en los dos hombres que se habían acercado a ella en la playa. Inicialmente había pensado que eran un par de borrachos, pero saber que eran miembros de una banda que pretendían secuestrarla había convertido una anécdota incómoda en un episodio de terror. Las noticias recientes sobre la esposa de un famoso futbolista a la que sus secuestradores habían matado cuando su marido contactó con la policía era prueba de la crueldad con la que actuaba la mafia.
Le picaba el hombro y al mirárselo vio que tenía un arañazo. Se lo había hecho con un anillo el hombre que había tirado del tirante de su vestido. Sintió náuseas. Se sentía sucia y asqueada y se metió apresuradamente en la ducha.Kara le había dicho que en el armario de su hermana encontraría algo de ropa. Se puso unos pantalones cortos vaqueros y un top de seda sin mangas, color canela. Era una suerte que Alex Danvers y ella tuvieran la misma talla.
También encontró unas chancletas de cuero. Como no había secador tuvo que dejar que se le secara el pelo al aire y se formaran sus rizos naturales. Al mirarse en el espejo se encontró desnuda sin maquillaje, y se irritó consigo misma al preguntarse qué pensaría Kara de su aspecto.
El corazón se le paró un segundo cuando entró en la cocina y la encontró.
También ella llevaba pantalones cortos y una camiseta negra que se pegaba a sus impresionante cuerpo. Lena había seguido el delicioso olor a beicon y el estómago le rugió al ver a Kara servirlo en dos platos junto con huevos y champiñones.
Ella le dedicó una mirada ardiente mientras ella todavía vacilaba en la puerta.
-Lo único que me gustó de Devon fue el desayuno inglés -dijo, empujando uno de los platos hacia ella-. Sírvete café.
-Estoy muerta de hambre -admitió ella, sentándose.
-Yo también -contestó ella, en un tono de insinuación tan evidente que a Lena se le puso la carne de gallina y se le endurecieron los pezones cuando kara la recorrió con la mirada. No llevaba sujetador porque no llevaba uno debajo del vestido de la fiesta, y no había encontrado ninguno en el armario de alex. La seda rozaba delicadamente sus sensibles y endurecidos senos, haciendo que se sintiera profundamente femenina. Kara se sentó frente a ella.
-Estás preciosa, Lena -dijo con voz ronca. Ella no supo si le tomaba el pelo. -No llevo maquillaje.
-No lo necesitas, tienes una piel preciosa.
Kara se calló bruscamente y Lena tuvo la impresión de que estaba irritada consigo misma. Para liberarse del poder hipnótico que ejercía sobre ella, se concentró en la comida.
-¡Qué bueno! -murmuró después de probarla-. ¿Dónde aprendiste a cocinar?
-En el ejército aprendí a ser autónoma. Pero solo sé lo básico. -¿Por qué dejaste el ejército?
-Serví en el Regimiento de Paracaidistas diez años, durante los que hice tres viajes a Afganistán, y decidí que había llegado el momento de hacer otra cosa
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La Guardespalda Que Temia Al AMOR..
FanfictionLa protegería con su vida y la veneraría con su cuerpo.... Cuando Kara Danvers fue contratada como guardaespaldas de la rica heredera Lena Luthor, supuso que se encontraría con una niña mimada y consentida. Pero la hermosa Lena la desconcertó por su...