Encajaban como dos piezas de un puzle. Pero antes de que Lena pudiera registrar el asombroso abultamiento que evidenciaba la excitación de Kara debajo de los vaqueros, ella alzó la cabeza, volvió a poner las manos en sus hombros y en esa ocasión, la separó con tanta fuerza que Lena se habría caído de no haberla sujetado Kara.
–¿Qué piensa hacer ahora, Lena? –preguntó ella con un desdén que no contenía ni un ápice de la pasión que acababa de estallar entre ellas
–.¿Va a acusarme de abusar sexualmente de usted para conseguir que me despidan? No sé si funcionará, princesa. Sería su palabra contra la mía.Lena comprendió que insinuaba que nadie la creería a ella. Después de todo, no era más que la chica conocida por su escandaloso comportamiento y por tener una ristra de amantes famosos. Necesitó toda su fuerza de voluntad para no dejarle ver hasta qué punto había conseguido herirla.
–Jamás haría una acusación en falso –dijo en tensión–. Sería una vergüenza cuando hay tantas mujeres que son verdaderamente víctimas de abusos.
Kara la miró sorprendida, pero se encogió de hombros y dijo: –¿Entonces para qué me provoca? Le he advertido que no juegue conmigo. Su padre me ha contratado como su guardaespaldas, y debo aclararle que entre mis deberes no está el de entretenerla sexualmente. Así que, si eso era lo que esperaba, siento defraudarla.Lena habría querido que se la tragara la tierra, pero consiguió forzar una sonrisa tan fría como una capa de hielo.
–¡Qué desilusión! –hizo un mohín teatral–.Al menos ahora sé que no se ahogará en la piscina, señora Danvers: su inflado ego la mantendrá a flote.Kara dejó caer los brazos y apretó los puños mientras Lena daba
media vuelta y se iba hacia la casa. «Espero que estés contenta», se dijo, irritada consigo misma.
Para hacer su trabajo, era crucial ganarse la confianza de Lena y lo único que había conseguido era ofenderla.
Si le quedara algo de sentido común, apartaría la mirada de sus perfectas nalgas, pero, al igual que su autocontrol, lo había perdido en cuanto ella había puesto sus labios en los suyos.Lena desapareció tras la puerta de cristal de la casa y solo entonces se dio cuenta Kara de que estaba conteniendo el aliento. Se le dilataron las aletas de la nariz, porque, aun a distancia, el olor de su perfume, una interesante mezcla de flores exóticas y de algo más acre y sensual, le agudizó los sentidos.
¿Por qué demonios la había besado? No podía escudarse en el hecho de que ella hubiera empezado. Debería haberse separado de ella, pero Lena había actuado con una tentativa inocencia que la había tomado por sorpresa. Porque según lo que sabía de Lena Luthor, era de todo menos inocente.
Lo cierto era que su capacidad de pensar racionalmente se había nublado en cuanto, al posar la mirada en ella, había sentido una sacudida de deseo tan intensa en la ingle que le había resultado dolorosa, como si le hubieran dado un puñetazo en el pecho y no pudiera respirar.
Esa reacción la había desconcertado. Estaba rodeada de mujeres hermosas con las que disfrutaba de un sexo sin complicaciones sentimentales. Mujeres inteligentes, elegantes y discretas, que no copaban la prensa sensacionalista medio desnudas.
Todo lo que había oído sobre ella confirmaba su idea de que era una niña consentida. En las fotografías en las que aparecía vestida, se veía que tenía gustos caros que sin duda pagaba un padre que la adoraba a pesar de su vergonzoso comportamiento. En resumen, Lena era el tipo de mujer que ella despreciaba, pero a su libido le daba lo mismo y tenía una erección que le presionaba con fuerza la bragueta de los vaqueros.
El agua turquesa de la piscina espejeaba tentadora bajo el sol. Mientras esperaba a que Lena se despertara, se había puesto un bañador debajo de la ropa por si le daba tiempo a darse un baño. Apretó los dientes al recordar el comentario de Lena de que le gustaba tomar el sol desnuda. Saber que era una provocadora coqueta intensificó su pulsante erección. Maldiciéndose por ser tan débil, se quitó la ropa y, sumergiéndose en el agua, nadó hasta que le dolieron los hombros y el oxígeno le quemó los pulmones.
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La Guardespalda Que Temia Al AMOR..
FanfictionLa protegería con su vida y la veneraría con su cuerpo.... Cuando Kara Danvers fue contratada como guardaespaldas de la rica heredera Lena Luthor, supuso que se encontraría con una niña mimada y consentida. Pero la hermosa Lena la desconcertó por su...