┆primera salida

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Minho revisó una y otra vez su teléfono, aún sin encontrar ningún mensaje de Jisung que dijera que iba a llegar tarde. Debería tranquilizarse un poco, ya que aún quedaban quince minutos para su hora acordada, pero no podía evitarlo. Han era su primer amigo, y no contaba a Hyunjin porque son amigos desde pequeños, ninguno tuvo elección sobre el otro.

En cuanto los minutos pasaron, la figura de Jisung se acercaba a él, vestido con ropa sencilla pero que le hacía ver completamente adorable. Le sonrió a su compañero, sin saber qué más hacer. Cuando iban juntos en el bus, casi nunca hablaban, y cuando lo hacían era porque las cosas surgían. ¿Qué le iba a decir? Quizá había sido un poco estúpido invitarlo cuando solo lo conocía del autobús y nada más.

— ¿Hola?— la voz del más bajo lo trajo de nuevo a la realidad. Aunque se arrepintiera, ya era tarde, ya estaban juntos e irían al cine juntos.

"1. Recuerda agradarle, pasa a buscarlo, invítalo a algún lado."

Tachó mentalmente aquel apartado de la revista que había comprado su madre, "cómo hacer un amigo"

— Hola, Hannie.

" 2. Poner apodos puede incrementar la confianza"

Al principio, el menor lo miró confundido, con los ojos un poco abiertos y con la boca formando una "o", aunque después volvió su habitual sonrisa, indicándole al mayor que lo estaba haciendo bien.

— Hola, Minho. ¿Vamos?— el mayor asintió, comenzando a caminar junto al otro.— Por cierto, ¿qué película vamos a ver?

— Eh, el ticket te permite elegir película, así que elegimos ahí.

El menor asintió, y no tardaron demasiado en llegar al cine.

— Y bien, ¿cuál quieres ver?— cuestionó Minho, mirando la carta y sin ver algo que le interesara demasiado.

— Hmm, esta está bien.— señaló la película que quería y pidieron los asientos más alejados, pero que aún así era donde mejor se veía. Minho propuso ir a por palomitas antes, dejando a Jisung solo en la sala y volviendo un rato después, con bebidas también.— No tendrías que haberte molestado, ya me estás invitando a la película, no tenías por qué pagar también los snacks.

— No te preocupes, lo hago por gusto. Tómalo como pago por el pastel.

— ¿Tanto te gustó?

— Sí, hace tiempo que no comía cosas que no fueran precocinadas.— comentó, acomodándose en su asiento y tendiéndole sus cosas al menor.

— Hmm, si quieres puedes pasar a comer algún día a casa. ¿Vives solo acaso?

— No realmente, pero mis padres siempre están viajando, y yo no sé cocinar. Es más fácil comprar la comida precocinada y hacerla en casa, pero acepto tu propuesta.

Y así pasaron las tres horas de película, hablando sobre ellos e ignorando completamente la historia que se proyectaba delante de ellos.

Era más interesante la suya propia.

Era más interesante la suya propia

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