Lalisa se enfrenta a una situación nunca antes vista para ella.
El amor.
¿Sabrá sobrellevarlo correctamente?
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➵Esto es una adaptación. Créditos a su autora.
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Lo que más me intrigaba de mi padre era esa sencillez y felicidad que se había apoderado de su espíritu. Según recuerdo, antes de dejarme a mí y a mi madre por culpa de su actual esposa, él no era muy diferente a mí: frío, calculador, exhibido y que nunca, bajo ninguna circunstancia, podría vivir en el tipo de lugar al que acabamos de llegar. Este lugar, para mi sorpresa, era mi nuevo hogar. Era una propiedad rural, lejos de la ciudad, de cualquier otra casa y, lo peor de todo, estaba en medio del bosque. El lugar era grande, tuve que admirar los grandes campos verdes con varios animales que nunca pude distinguir con el campo nocturno, pero aún así, para mí, este lugar podría llamarse fácilmente "el fin del mundo".
¿Habrá energía eléctrica en este lugar? Lo dudo mucho.
La casa era muy grande y muy típica de lugares así. Acabado rústico, como diría el decorador de nuestro apartamento del Upper East Side, pero en mi diccionario significa viejo y odioso. La pintura amarillenta que cubría la mayor parte de los altos muros de madera se estaba pelando, las luces estaban encendidas iluminando la casa y había algunas personas esperándonos en la puerta. Afortunadamente mis dudas sobre la electricidad se aclararon rápidamente y suspiré de alivio, agradeciendo a Dios por eso.
- Vamos, se mueren por conocerte.- Mi padre sonrió, saliendo por la puerta de la camioneta y rodeándola, abriendo la puerta de mi lado. Tuvo que ayudarme a bajar, ya que su vehículo monstruoso era demasiado grande para mis piernas y, sin embargo, casi tropecé y caí de bruces.
Mis pobres Louis Vuitton.
-Hey.- una mujer baja y morena se acerca corriendo hacia nosotros, seguida por una chica que debe tener al menos mi edad. Iban vestidas casi de la misma manera: camisas a cuadros metidas en jeans viejos y raídos, que a su vez estaban metidos dentro de unas botas de cuero que eran muy feas. -¿Cómo estuvo el viaje?- Nos preguntó, con sus ojos fijos en mí.
-Mmm... Bueno.- Respondí, dándole una sonrisa avergonzada. La mujer y el niño fueron a ayudar a mi papá con mis maletas, me dejaron descansar con el paleto número tres, como llamé a la chica que estaba frente a mí.
- Soy Rosé.- la chica rubia extendió su mano en mi dirección alegremente, pero yo solo le sonreí e ignoré su saludo considerando el hecho de que sus manos no estaban exactamente limpias. Tímidamente retiró el brazo, esta vez con un poco menos de emoción. - Y esos son Hyun-si y Erin.- los señaló,quienes ahora llevaban mis maletas adentro con mi padre. Así que esa era la mujerzuela por la que mi padre nos había cambiado a mí y a mamá... ¡Argh!
-Mi nombre es Lisa.- Asentí con la cabeza hacia ella, que me miraba de arriba abajo como si fuera un bicho de siete cabezas. Menuda paleta.
-¿Lisa? ¿Tienes un apodo?- Dijo Rosé y yo estaba seria, preguntándome por un momento si era retrasada o si era así todo el tiempo. Encontré que sí, ella era retrasada.
Dios dame paciencia.
-No sé si aquí tenéis la costumbre de poner apodos ridículos, pero de donde yo vengo la gente llama por sus nombres, así que sigamos así.- Dije y pasé junto a ella, marchando hacia los escalones de madera que conducían a la entrada de la casa. Mis talones se hundieron en la hierba que parecía cubrir cada centímetro de ese lugar y ya estaba empezando a irritarme.