Valentín.
Me desperté con la sensación de no haber dormido nada y al mismo tiempo sentía el cuerpo relajado como un gato después de dormir catorce horas.
Así de contradictorio era dormir con ella: mi Luz. Las horas parecían volar y no permitirme disfrutar el tiempo suficiente de su espalda desnuda pegada a mi pecho, del olor de su pelo que siempre terminaba desparramado por la almohada haciéndome cosquillas en la nariz. Ni hablar de la calidez de su cuello donde me refugiaba, donde quería dormir todas las noches que me restaban de vida.
Y al mismo tiempo, lo antes mencionado lograba que me relaje y conciliara el sueño con una facilidad que solía tener únicamente en mi infancia.
Contra todo pronóstico estaba conmigo nuevamente y si bien aún quedaba mucho que afrontar sabía que esta vez sería juntos.
Con esa idea en la cabeza salí de la cama con un ánimo excelente, y todo se debía a que iba a compartir el desayuno y lo que restaba del día con ella.
Pasé por el baño tomándome mi tiempo para lavarme la cara y los dientes, intentando también solucionar mi pelo que iba en todas direcciones.
Hice tostadas y me serví un vaso de jugo de manzana, con el calor de enero la única que podía tomar religiosamente su té con limón y miel era ella.
Mi intención era llevarlo a la cama, como tantas veces hizo Luz conmigo pero me ganó de mano. Sentí sus manos abrazar la piel desnuda de mi cintura y suspiré como un tonto ante el contacto, estremeciendome cuando dejó un sonoro beso en entre medio de mis omóplatos.
Tanto tiempo buscando la felicidad y estaba acá, entre los brazos de esta mujer que me hacía temblar sólo con envolverme en su brazos.
Llevé una de sus manos a mis labios y besé sus nudillos uno por uno, olvidando por completo el agua que puse a hervir en la pava eléctrica.
—Buen día mi amor — me di la vuelta y sonreí abiertamente al ver que llevaba puesta mi remera negra. —Qué linda te queda.
—Y a vos te queda muy lindo no usar nada, estoy pensando seriamente robarte todas las remeras.
—Todo lo mío es tuyo, Luz.
—Era un chiste, tontito.
—Yo hablo muy en serio – para reforzar mi declaración anterior puse un semblante serio y ella río negando para restarle importancia.
—Yo no tengo mucho, pero es mutuo.
—Vos tenes todo lo que yo necesito.
—Me vas a matar de amor – se puso de puntitas a la vez que yo bajaba mi cabeza para darle un beso, y en lugar de eso chocamos las frentes.
Nos reímos como dos estupidos en el medio de la cocina, hasta que un comentario de ella me hizo soltar una carcajada.
—¡Ay! Con esa nariz me vas a dejar tuerta.
La corrí por el comedor mientras gritaba que porfavor no le hiciera cosquillas, pero no tuve intención de detenerme hasta que logré atraparla y tirarla sobre el sillón.
Acomodé mi cuerpo sobre el suyo con cuidado de no aplastarla y moví mis manos sin piedad por todo su estómago.
Cuando soltó unas lágrimas de tanto reír me agaché con cuidado para que esta vez si anticipara mi intención y la besé con ternura. Desde que había llegado perdí la cuenta de cuantas veces la besé y de todas formas seguía sin ser suficiente.
—Ahora sí podemos desayunar – dije complacido de lograr lo que quería.
Me dió un leve golpe en el hombro y se dirigió a la cocina.
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ángel ; wos
FanfictionDe pelo oscuro un ángel con campera, le dije: "te esperé la vida entera." y no me creyó casi nada. • En proceso; Junio 2020