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Definitivamente había juzgado a este grupo de chicos por ser eso, chicos. La mayoría de ellos había sido bastante agradable conmigo, se habían preocupado por como llevaba el primer día y no se habían burlado por mi patético intento de hablar como ellos. Aunque insistían en llamarme novata, pero no puedo juzgarlos, si tan solo tuviera un nombre sería más sencillo.
Había conocido a unos pocos más de ellos, como a Sartén, quien se encarga de la comida y a Winston, de profesión carnicero. Este último se tomó el trabajo de explicarme su trabajo con gran lujo de detalles. Luego conocí a Gally, encargado de los constructores, sin embargo con el no no pude hablar demasiado, ya que básicamente paso de mi.
Cuando definitivamente cayó el anochecer en el claro, tal y como Newt había explicado, comenzaron los preparativos para mi bienvenida. La mayoría de los habitantes habían dejado su trabajo por el día y se habían reunido delante de la finca en donde habían encendido una gran fogata. Todos reían, danzaban y tomaban un extraño liquido que me negué a probar.
Tomé asiento en un tronco un poquito alejado del resto, solo porque aún no me sentía lo suficientemente incluida como para acercarme y charlar, pero disfrute viéndolos en su habitad, disfrutaban del ambiente, reían, a pesar de las adversidades. Me dió un poco de envidia ver que parecían no pensar y pensar sobre lo que estaba sucediendo.
Sartén había preparado un rico puré de papas supongo con carne. Moría de hambre por lo que al momento en que me entregó mi plato básicamente me lo devoré. En ese momento sartén se convirtió en mi mejor amigo, su cocina era excelente, aunque debo decir que tiene problemas para regular la sal.
No pude volver a ver a Nick en lo que restaba de la tarde, aparentemente, su trabajo como líder era más pesado de lo que parecía. Esperaba poder volver a hablar con él, después de todo, él y Newt habían sido lo más amables y prefería rodearme de ellos antes del resto que solo me miraba y susurraba por lo bajo.
Lo único que sabía respecto al líder, es que habían establecido una nueva regla. Cualquiera que me pusiera un dedo encima, pasaria la noche en la cárcel sin comida. No sé a qué se refería con cárcel, pues yo siento que estamos dentro de una, una muy grande, pero me estaban protegiendo y yo no era nadie para contradecirlo.
Repentinamente, me sobresalté al sentir que alguien apoyaba la palma de su mano sobre mi hombro izquierdo, como sosteniéndose pero sin ejercer presión. Mi primer instinto fue llevar mi mano hacia mi bolsillo para tomar mi única defensa, sin embargo me suavice al reconocer el cabello negro del lider. -Hola novicia.
Rode los ojos, cansada. -Estoy bien, manteniendo la calma para no caer en la locura.
-Te entiendo, shank, aunque debo decir que lo llevas mucho mejor que otros. -murmuró con una sonrisa ladina que me contagió. -¿Newt ya te mostró el área?
