Game Master

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Lunes:

— Hola Jennie — llegue a la fila en la que normalmente se sienta con sus amigos — Chahee, Mino — los saludé con la cabeza, si ellos compraban la idea que vendía era más probable que la muñeca a la que tengo al frente aceptase — El sábado vamos a hacer algo pequeño en casa de los tíos de Bona, tenemos tiempo que no compartimos entre todos, así que pensé que podrían venir. Incluye karaoke y parrilla — agregué rápidamente. Fue de último momento planeaba invitar solo a un pequeño grupo pero los nervios me hicieron decir cosas de más.

— Suena bien — respondió ella. Se levantó e hizo su típico movimiento, abrazos y besos en el cuello —. Me encantaría ir— dijo cerca de mi oído en voz baja. Me tense, un acto reflejo de mi cuerpo, y sonreí nerviosa.

— Genial chicos, ¿cuento con ustedes? — Me dirigí a los amigos de la chica que tengo colgada en el cuello, ellos asistieron moviendo los hombros — en la semana les confirmo todo.

Miércoles:

Aunque ya lo tenía todo calculado, no quería parecer insistente. Bona pegó el grito al cielo cuando tuve que decirle que estaba invitando a más personas de las que debería. Tomaremos el riesgo de todas formas, siempre hay gente que cancela a último minuto, y más si la dirección queda muy alejada de donde queda el hogar.

Ese día había hablado con Jennie en extrañas circunstancias, nada malo, pero no era casual entre nosotras. Tenía cara de enfado, pensé al instante que su verdadero yo sería una fiera como demuestra cuando está disgustada. No me gusta como Mino me mira, parece tolerarme poco a razón de que primero su amiga es un ángel que le gusta estar bien con todos y segundo porque su amiga tiene un click especial conmigo. Chahee si era un encanto de persona, casi como Jennie.

— Te invito un batido de banana — le dije a última instancia, cuando la vi dudar sobre si iría el sábado a caer en mi plan macabro — creo que eso te quitaría un poco el estrés y el enfado — le puse los dedos en la separación de sus cejas y los moví de arriba a abajo.

— Créeme que necesito más que eso para volver a ser yo— no le debatía nada, no sé qué era lo que me causaba más morbo, ella enfadada o ella tierna, cómo sea se me hacía irresistible — ¿Cuando me invitas el batido?

— ¿Ahora? — respondí sorprendida. Realmente estaba siendo cortés para tratar de animarla, no esperaba que se lo tomara en serio.

La vi demasiado contenta con la pajilla entre los dientes y ese batido de banana que le gusta tanto. Tiene una clase de coqueteo que resulta un tanto extraño, es como en broma pero en serio a la vez, la realidad es que es altamente efectivo conmigo y que, teníamos una extraña química a pesar de no hablar tanto. Por momentos me quedaba mirando a su boca, hacía algo con la lengua y la pajilla que era difícil de ignorar, y luego reía, o se mordía el labio inferior cuando hacía un cumplido raro pero lindo.

No compartimos muchas palabras para ser sincera, éramos mucho más de miradas, estábamos en ese juego constante de quedarnos mirando a los ojos de la otra. Era mucho más de lo que normalmente compartíamos, siempre seguíamos el mismo patrón, nos mirábamos unos segundos en los pasillos, en el salón de clases, nos saludábamos, invadíamos nuestro espacio personal la mayoría de las veces y eso era todo; esto, en cambio era diferente, no era incómodo, de hecho disfruté como su cara pasó de enojo a placer por su batido. Pude quedarme una eternidad mirándola, y estoy segura que ella también, pero lastimosamente era hora de volver a clases.

El viernes recibí la mejor noticia de todas, Mino y Chahee no se apuntaron, me alegre porque el chico no iba en realidad, Chahee hubiera sido una gran acompañante, como sea, por poco Jennie desiste, hasta que me ofrecí a ser yo quien la pasara buscando, no sé si tenía un gran poder de convencimiento o si ella era de las que no le gustaba decir que no, la cuestión es que aceptó. 

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