Feliz

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- ¿Cuál crees que es el deber de un rey?

- No lo sé, Joven Lee.

No esperaba una respuesta ante su pregunta, sólo juega mientras degusta el brandy francés sumergido en su copa. En realidad él tampoco lo sabe exactamente, no hace mucho aparte de cazar ciervos y solicitar una que otra amante a sus aposentos, pero empieza a entenderlo, al parecer esas lecciones que lleva a diario sobre cómo liderar y ser un rey digno, no han sido en vano.

- Puedo ver a la reina Yang o ¿debo solicitar una reunión con su majestad cómo lo haría un plebeyo?

- Por su puesto que no Joven Lee, la reina vendrá al atardecer cuando haya terminado todas sus obligaciones.

- Eric, necesito pedirte algo ¿lo harás?

- Si esta dentro de mis posibilidades, lo haré.

- Cancela las lecciones de cetrería del príncipe Yang hoy, tengo intención de hablar con él.

- Si el Amo Yang lo acepta, así lo haré.

Es justo hablar con él antes de ultimar lo que ya a decidido, es lo que haría un rey se piensa.

Toca tres veces la puerta y espera paciente a una respuesta, Yang da los últimos tallos sobre su piel y termina su cálido baño de esencias de uva, que puede notarse por su piel aún húmeda y su ropa ligera, una de las servidoras abre la puerta e invita a pasar al joven detrás de esta.

- Se pueden retirar, yo las llamaré cuando necesite algo - ordena y así lo hacen.

- Príncipe Yang, me presento, Lee Heeseung príncipe del reino Lee y hermano mayor de la princesa Eunseung.

- Yang Jungwon, príncipe y futuro rey del reino Yang.

- ...Y futuro marido de mi menor hermana.

No hay expresión en Jungwon sólo silencio.

- No tomaré mucho de tu tiempo, sólo vine a recordártelo - suelta Lee - ser un príncipe es bueno, pero ser un rey implica responsabilidad y marcar un estatus social para hacerte respetar y respetar a los tuyos.

- Entiendo lo que dices, aunque no lo comparta del todo.

Aunque no parezca Jungwon a heredado algo del carácter de su madre, y es que contradecirle es imposible, nadie podría hacerle cambiar de opinión cuando ya está convencido de algo.

- Me apena oír eso, tenía la esperanza de escuchar otra respuesta, no por ti sino por el buen futuro de mi menor hermana - niega con la cabeza - por don a mi bondad, voy a hacerte una última pregunta - se acerca unos pasos - un baño tibio en la tina o... nadar en el frío lago, elige.

- Nadar en lago - no lo duda ni un segundo.

Para él, el baño representa la superioridad de ser un noble y gozar de infinitos privilegios mientras que el lago es el destierro de lo moral e irreverencia a su estatus como futuro rey.

La respuesta parece que fuese intencional sólo para herir su orgullo y el de su familia, la ira irrumpe en cada una de sus venas y puede notarse a través de sus ojos coloreados en rojo tinto.

- ¡Necio! - da un empujón y Yang cae de espaldas sobre el corto sofá color verde esmeralda dentro de su habitación.

Ayer se pensó en cortar de su lengua mientras durmiera o divulgarlo por el reino y hacer de su semejanza una vergüenza, eso significaría el desapruebo del consejo y la caída del reino Yang. Pero para alguien que tiene amoríos con un sirviente el estatus social le debe importar poco o nada, y eso es lo que le molesta, verlo feliz bajo cualquier circunstancia es molesto y quiere dejarle una lección para toda su vida.

Se coloca sobre el príncipe menor y cubre su boca fuerte con una de sus manos mientras va tirando de su ropa superior dejando expuesto sus hombros - ¡Ante mi, no eres nadie! - comienza a posar besos sobre la clavícula del menor lamiendo su piel y esté intentando detenerlo pero por la diferencia de tamaño y fuerza es inminente.

- ¿No te gusta, príncipe? - continua con los besos hasta llegar al pecho del menor y juega tirando entre dientes de su pezón.

Sólo se oyen sonidos inaudibles a través de la mano que silencia su boca, y no hay intención de detenerse, Heeseung continua desvistiéndolo a pesar de haber sentido ya varias mordidas.

- ¿No dirás nada? jaja - se burla porque aunque quisiera no puede - debiste seguir el camino correcto, un sirviente jamás podría igualarse a alguien cómo nosotros.

Es cuando oye la palabra sirviente que Yang se detiene - te gusta relacionarte con hombres, por lo menos deberías hacerlo con los de tu clase - deposita un beso en su frente - puedo olvidar tus repugnantes acciones sólo a cambio de algo - besa cada uno de sus oídos y le susurra muy cerca - ...déjame divertirme contigo.

No espera una respuesta, deja caer su capa, suelta el cinturón de su traje y lo ajusta sobre los labios del pequeño príncipe que lo mira asustado, juzgar lo que también está haciendo ahora es ridículo, pero esta lo suficientemente excitado y prefiere ignorarlo.

Comienza a besar de nuevo sobre sus pezones sosteniéndolo de ambas manos para impedir sus golpes de rechazo, pero es inútil por más que intente alejarlo él mayor no tiene intención de detenerse y aunque no lo quiera su cuerpo empieza a reaccionar a los estímulos.

Se deleita lamiendo su piel y saboreando el más dulce sabor de uvas digno del mejor vino que haya probado, entre agitados vaivén y gemidos ahogados, mientras el menor estremece bajo sus embestidas.

Cierra los ojos con fuerza e intenta imaginar a otra persona hasta que finalmente el mayor termina por venirse dentro de él, tras varios jadeos puede respirar sereno y esas manos que lo sujetaba con rudeza al fin lo libera.

No oye nada más, sólo el ruido de la puerta al cerrarse.

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MI-FINAL-FELIZ :)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora