Las niñas se quedaron dormidas a las nueve de la noche, justo después de que Minhyuk volviera del trabajo.
Después de eso, Minhyuk pasó una hora tratando de hacer que el aspecto lamentable del departamento se viera semi-presentable. Al final, se dio por vencido considerándolo como una causa perdida y se dio una ducha rápida. Poniéndose unos viejos shorts azules, Minhyuk se estaba secando a sí mismo cuando alguien llamó despacio en la puerta.
Descalzo, Minhyuk fue en puntillas hasta la puerta y la abrió.
La mirada fuerte de Shin inmediatamente en su pecho desnudo, sus pezones, su ombligo, antes de quedarse en los shorts que caían bajo en sus caderas.
Minhyuk se aclaró la garganta silenciosamente y Shin miró su cara.
En la penumbra de la habitación era difícil de leer su expresión.
Minhyuk apretó un dedo en sus labios y señaló a la cama de las chicas.
Shin asintió secamente.
Minhyuk le tomó la mano, tiró de él dentro, y cerró la puerta. Luego guió a Shin hacia su habitación.
Era la única habitación en el departamento. Cuando recién se habían mudado, Minhyuk tenía la intención de convertirla en el cuarto de las niñas, pero era fría y húmeda, por lo que había terminado por tomarla él mismo.
La habitación también era pequeña y carente de cualquier mueble, además de una cama y un escritorio angosto. Minhyuk se habría sentido más avergonzado si Shin estuviera en realidad mirando a su alrededor, pero no parecía interesado en su entorno mientras él despacito cerró la puerta y miró a Minhyuk a la tenue luz de la lámpara.
Shin comenzó silenciosamente a desvestirse.
El corazón de Minhyuk latía más rápido y de hecho podía oír su propia respiración, desigual y temblorosa. Él se quedó quieto y observo, su piel cálida, su polla dura y pesada en sus calzoncillos.
Por fin, Shin estaba desnudo. Luciendo completamente inconsciente de sí, él se acercó a la cama, se sentó y se dio unas palmaditas en la rodilla, la tensión saliendo de él en oleadas. Su erección permanecía larga y gruesa contra una mata de bello oscuro en su ingle.
Minhyuk apartó la mirada, se deslizó fuera de sus shorts y caminó hacia Shin.
Dudó.
Sus ojos algo caídos, Shin tomó su brazo y lo tironeó a su regazo.
El resto era un borrón de calientes besos y toques, y tanta piel. Minhyuk nunca se había sentido tan fuera del control por el deseo, incapaz de pensar, sin poder hacer otra cosa que sentir y desear.
Cuando finalmente se dejó caer contra la polla de Shin, el profundo alivio fue abrumador. Él gimió. La plenitud, la intimidad era enloquecedora y aterradora por su intensidad. Shin gruñó, tirando de Minhyuk más fuerte contra él, sus pechos rosándose entre ellos.
Mirando dentro de los ojos oscuros, Minhyuk se movió. Fue tan excitante ver los ojos de Shin entrecerrarse, la forma en que su cabeza se sostenía con su espalda arqueada.
Minhyuk abrió sus piernas un poco más, ajustando su postura mientras tomaba tan profunda y dulce, la longitud caliente de su maestro, que le quemaba de adentro hacia afuera. Miró hacia abajo en medio de sus cuerpos, fascinado por el movimiento de sus propias caderas mientras continuaban girando en su lugar. Vio las manos de Shin - grandes, y cálidas, y fuertes en sus caderas - dirigir el movimiento como él lo quería, guiando a Minhyuk montándolo mientras la propia polla de Minhyuk se quedó sin ser tocada entre ellos; estaba enrojecida y gruesa, la humedad reluciente y deslizándose por su eje.
Los pulgares de Shin acariciaron sin pensar en sus huesos de la cadera, su lengua trazando una franja húmeda en su cuello mientras su polla extendía a Minhyuk tan condenadamente bien. Tragándose sus gemidos,
Minhyuk empujó hacia abajo para aumentar la presión y tomarlo completamente. La sensación del estómago duro de Shin deslizándose contra la carne dolorida de su polla hizo a Minhyuk gemir, y él se aferró de los hombros de Shin un poco más apretado mientras abandonaba las rotaciones con su pelvis y comenzaba a deslizarse hacia arriba y abajo en la polla de Shin, duro y rápido, con ganas de más, más profundo, más.
Tampoco podía respirar bien y ambos necesitaban todo más duro y más rápido, y pronto Shin estaba golpeando sus caderas para encontrarse con Minhyuk en cada embestida, y Minhyuk jadeaba cada vez que Shin golpeaba su próstata, estrellas chisporroteando detrás de sus ojos.
Shin gruñía, sus músculos trabajando mientras él levantaba a Minhyuk y lo bajaba sobre su polla, y joder, su fuerza era tan excitante, y Minhyuk lo quería, lo quería, lo quería.
Shin se corrió primero, y Minhyuk lo siguió poco después, sacudiéndose su camino a través del orgasmo y hundiendo sus dientes en el hombro de Shin para amortiguar sus gemidos. Minhyuk solamente era vagamente consciente de Shin levantándolo y poniéndolo sobre su espalda: sus párpados crecientemente pesados, su cuerpo lánguido con el placer.
Justo antes de que se quedara dormido, se dio cuenta de que no se habían dicho ni una palabra el uno al otro desde que Shin entró en el departamento.