Tras ella

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POV Camila

Desperté con los ojos hinchados y sintiendo mi cuerpo cansado. Había pasado la noche repasando todas las razones por las que no debía sentir nada por ella.
No éramos compatibles, cualquiera podría notarlo, pero no podía evitar sentir que me había traicionado, lo cual era una estupidez. Yo sabía que
Una parte de mí se había ilusionado con la idea de estar juntas.

¿Desde cuando me gustaban las mujeres? ¿Por qué lloraba?

Golpeé mi almohada buscando desahogo.

No la volvería a ver, llamaría a la oficina para pedir que empaquen mis cosas y me las envíen. Problema resuelto. Esto pasaría. Una o dos semanas y sería solo parte del pasado.

-Alfred, necesito que empaquen mis cosas - dije al teléfono- yo ya no volveré a la...

-Lauren ya me contó. Hoy llegó temprano a la oficina.

Oh...

-Bien, pues... lo pones a mi dirección, por favor.

-Si, sobre eso Camila, tendrás que venir tú, aquí está todo muy liado y no tendré tiempo para eso. - fruncí mi ceño confundida por su respuesta.

-Dile a algun asistente.

-¿Puedes venir ahora mismo? Así Julia puede acomodar sus cosas y no se retrasa con el trabajo.

-Pero...

-Gracias, Camila, nos vemos- cortó la llamada.

¿Pero qué...?

Reconsideré los hechos.
No me tomaría más de una hora, y Lauren ya lo había anunciado a toda la oficina.

Así que considerándola una alternativa no tan mala, me preparé para ir. Algo me decía que no la vería. Seguramente iba a evitarme.

Mucho mejor.

Cuando llegué al nivel donde trabajo casi caigo por la sorpresa.

Oh no, por favor.

-¡Sorpresa!

-¿Pensabas que te iba a marchar así de fácil? - preguntó Alfred - has sido un pilar fundamental para esta compañía y no podíamos no despedirnos como corresponde.

Miré alrededor. Había puesto globos y unas letras que formaban mi nombre.

¡Había pastel!

-No era necesario- dije sintiéndome incómoda con todas las miradas sobre mí. -Yo me iré enseguida.

-Oh no, claro que no, primero vamos a comer pastel y a repasar tus buenos momentos en esta compañía.

Y así fue, unos tortuosos treinta minutos escuchando momentos vergonzosos y soportando que se acercaran a consolarme casi como si fuera un velorio.

Cuando me pude escapar fui a empacar mis cosas. Dos cajas fueron suficiente.

-Camila - giré al oír su voz y traté de sonreír. Acomodé la caja entre mis brazos para verla bien.

AMOR A SEGUNDA VISTA -  CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora