La calidez de su piel la hizo temblar, la imagen de ellos moviendo los muebles de la sala para poder bailar llegó a su mente.
- ¿A qué estás jugando Harry? - susurró, levantando la vista y encontrándose con su mirada sobre ella.
- Jamás jugaría contigo Marie. - afirmó frunciendo fugazmente su ceño.
De los labios de la castaña salió un entrecortado suspiro, rindiéndose dejó reposar su mejilla en el pecho del rizado, sin dejar de bailar en ningún momento.
- Sólo quiero ayudarte a recordar todo. - confesó, dejando una caricia en la piel descubierta de su cintura.
- ¿Y si yo no quiero hacerlo? - tembló bajo su agarre. - Sé que estoy siendo egoísta contigo y créeme que lo último que quiero es lastimarte Harry. - añadió rápidamente. - Es sólo que... - cerró sus ojos, impidiendo dejar salir las lágrimas. - No creo ser lo suficientemente fuerte para superar nuestra pérdida Harry.
- Seremos suficientes, lo prometo. - detuvo sus pasos sin importarle la mirada curiosa de su alrededor, sosteniendola en un abrazo.
Confiando completamente en aquella promesa, asintió débilmente aún entre sus brazos. Los dos habían sufrido la pérdida en aquel accidente, tanto de los recuerdos de su historia, como el fruto del amor que sentían, por lo que ambos volverían a ver la luz de la misma manera que comenzó todo... juntos.
