Cuando Harry volvió a despertar luego de unas pocas horas de sueño, la señora Pomfrey le dio a beber una infusión bastante desagradable y lo dejó salir de la enfermería con las indicaciones de que debía de abstenerse por algunos días de actividades que requirieran esfuerzo físico.
-¿Estás seguro de que te sientes bien, Harry? No tienes buen aspecto, creo que deberías haberte quedado un poco más en la enfermería. -comentó, Hermione al ver a Harry unirse a ellos en el desayuno.
-Estoy bien, Hermione, solo tengo sueño, dormí muy poco. -Al decir aquello inevitablemente miró hacia la mesa de Slytherin, pero no había rastro de Draco en ella.
Al terminar de desayunar, los tres se dirigieron a la clase del profesor Binns. Harry, que se había desvelado la noche anterior aprovechó de dormir esas dos horas de Historia de la magia escondiéndose tras el grueso libro que el profesor les había pedido leer.
-¿con sueño, Potter? -Preguntó, Draco, con aquel típico aire engreído cuando la clase finalizó, encontrando a los tres amigos a la salida del despacho del profesor.
Harry, que no había visto a Draco durante el desayuno y mucho menos en la clase, se sorprendió de verlo ahí, pero antes de responderle, éste le sonrió sutilmente haciéndole un pequeño gesto de despedida, y se marchó cuando sus amigos se le acercaron.
-¿Y a ese, que bicho le pico? -preguntó Ron, mirando con desconfianza a Draco y sus amigos salir del salón.
Harry no respondió, sólo se encogió de hombros y sonrió para sus adentros saliendo también del salón en dirección a su siguiente clase. No le gustaba guardar secretos a sus amigos, pero no se sentía preparado para contarles lo que estaba sintiendo por Draco, y mucho menos para decirles que se había pasado la noche despierto hablando con él.
Desde esa noche, los encuentros con Draco comenzaron de apoco a volverse más habituales. Durante el día sus interacciones eran casi nulas, pues, Harry solía estar acompañado de sus dos amigos, y Draco por su parte también, por lo que aquellos encuentros se volvieron nocturnos.
Comenzaron a usar el mismo método que Hermione ideo para las reuniones del ED, y así cuando uno podía escabullirse de los dormitorios, el galón falso del otro se calentaba. En las noches que lograban verse -Que no eran todas- la conversación entre ellos no se acababa hasta llegado el alba, hablaban de casi absolutamente todo, Harry en una de esas ocasiones compartió con Draco como había sido su niñez antes de enterarse que era un mago, como eran sus tíos y Dudley. (Draco, claramente no desaprovechó esa oportunidad para bromear respecto a lo deprimente que ésta había sido).
Sus encuentros eran así; Se reunían en la cima de la torre de astronomía y se quedaban hablando por horas, se contaban cosas de sus vidas, anécdotas con sus amigos, intercambiaban opiniones sobre distintas formas de pensar, se reían, se molestaban, pero nunca tocaban el tema de los sentimientos, las relaciones amorosas o nada que se le pareciera.
Harry muchas veces sintió el deseo de preguntarle a Draco porque ese cambio tan drástico con él (Porqué sí, con los demás seguía siendo un tanto apático pese a no hacer tanto bullyin como años anteriores) porque había dejado de odiarlo y pretendía ser su amigo, quería saber si él también estaba sintiendo lo mismo, pero nunca se atrevió hacerlo, tenía temor que Draco le respondiera que solo lo hacía por agradecimiento de haber ayudado a su padre, o mucho peor, que se alejara si se enteraba lo que el sentía.
Aquella tarde de sábado luego de acabar con todos los trabajos que tenían pendiente, Harry, Ron y Hermione salieron de la torre de Gryffindor y se dirigieron a la cabaña de Hagrid, ya que este les había enviado una lechuza con una invitación para esa tarde.
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Después de tanto tiempo
FanfictionTras acabar la segunda guerra mágica, Harry pone fin a su relación con Ginny Weasley. Decidido a terminar su último año en Hogwarts regresa en compañía de sus fieles amigos, poco a poco la relación con Draco Malfoy comienza a cambiar, ignorando el...