Oneshots e historias cortas sobre Illidan y Maiev. (Y otros)

Siempre estaré contigo, en tus sueños.

Siempre estaré contigo, en tus sueños de PoweredByDarkness
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Ella estaba de pie en el balcón que estaba adjunto a su habitación privada. Sus brazos descansaban sobre la barandilla mientras miraba hacia afuera. El viento frío soplaba contra su piel, pero el frío no le importaba. Su cuerpo estaba lo suficientemente caliente, lo que significa que era inmune al frío. El viento jugaba con su pelo rojo ardiente, arruinando su peinado pero no le importaba.

Una lágrima corrió por su mejilla. Ella podría limpiarlo pero no lo hizo. En cambio, miró en la noche oscura, un suspiro triste escapó de sus labios rosados. Otra lágrima rodó por su mejilla, una vez más la ignoró y continuó mirando a ninguna parte.

Era raro que la Reina Dragón Alexstrasza se lamentara. Normalmente, ella estaba feliz e hizo todo lo posible para apoyar a los mortales en sus campañas contra el mal común. Pero actualmente, ella era todo menos feliz. Estaba triste, angustiada, con el corazón roto. Ella estaba llena de dolor. Ella estaba de luto.

Luto por su hermana que le había sido arrebatada por un enemigo extraordinario y mortal.

Tomada por el sátiro Xavius.

Tomada por la Legión Ardiente.

Sintió que la rabia surgía en su cuerpo incluso cuando el más pequeño pensamiento de la Legión Ardiente le venía a la mente. Tenía tantas ganas de destruirlos. Quería verlos arder. Quería vengar a su hermana. Su adorable hermana que había sido apresada por la Legión. Ysera no había hecho nada malo, pero aún así, la Legión la había corrompido, lo que la había llevado a la muerte, al final.

Deseaba poder viajar en el tiempo y salvar a su hermana, pero como ex Dragón Aspecto y como la poderosa y sabia Reina Dragón, sabía que era imprudente estropear el tiempo. Deseaba que hubiera una manera de salvar a su hermana sin alterar la línea de tiempo. Lamentablemente, no había tal manera, o al menos ella no sabía que existía tal manera.

Más lágrimas corrieron por sus mejillas. Se las secó con el dorso de la mano. Se congeló por un momento cuando sus ojos reconocieron el brazalete alrededor de su muñeca izquierda. Este brazalete había sido una vez un regalo de su querida hermana Ysera, después de que Alexstrasza y su vuelo fueran liberados del control de los orcos.

"Oh, Ysera ... ¿Por qué te han quitado de mí?" susurró Alexstrasza y acarició la pulsera con cuidado como si fuera a tocar un ser vivo joven y frágil. Se quitó el guantelete y lo tocó con cuidado. Una chispa emocional recorrió su cuerpo cuando su piel cálida y suave se encontró con el cuero frío. Recordó las veces en que ella e Ysera habían estado juntas. Los tiempos en que había cuidado a su debilitada hermana cuando eran jóvenes. Recordó los momentos en que habían crecido juntos y los momentos en que habían luchado juntos por la seguridad de Azeroth y todos sus ciudadanos mortales. Recordó los momentos en los que habían pasado juntos su tiempo libre. Recordó toda la diversión que habían tenido, todos los amigos que habían conocido juntos. Recordó los horribles momentos que habían sobrevivido juntos.

Ahora, solo podía recordar estos momentos y atesorar estos recuerdos. Nunca olvidaría todas las cosas buenas que Ysera había hecho por Azeroth y la civilización mortal. Nunca olvidaría el coraje de Ysera, su abnegación y sus motivos.

Ella nunca la olvidaría.

NUNCA.

Alexstrasza miró el brazalete durante unos momentos antes de quitárselo. Caminó hasta su armario y abrió un cajón, luego sacó una caja de madera brillante. La caja fue sellada por arte de magia, lo que significa que ninguna persona no autorizada podría abrirla. Murmuró algunas palabras, lanzando un hechizo rápido para quitar el sello por un corto período de tiempo. Abrió la caja y colocó la pulsera en ella.