Sujétame en Cordura

IV

Corrió hasta la casa de Nico. Necesitaba decirle todo lo que pasó. Necesitaba aclararle que ella no lo engañaba desde hace un maldito mes. Había sido hace 3 días, y había sido con un hombre que ella no debería ver como un amante... que ya estaba pagando en su propio infierno, y que, si en algo le hacía sentirse mejor, ella misma se veía como una basura.

—¡Nico! —tocó fuerte la puerta—, ¡Nico!

Al cansarse, Agasha dedujo que la madre de Nico y su hijo la estaban ignorando. Quizás la estaban maldiciendo, con todo el derecho del mundo.

Pegó la frente a la puerta blanca y se quedó ahí parada, recuperando un poco el aliento después de haber corrido tanto, casi media hora.

—¿Qué quieres?

Con los ojos llorosos, Agasha oyó a Nico al otro lado de la puerta.

Su voz fría la hirió, pero lo resistiría porque no tenía derecho a quejarse por su trato hiriente. Ella lo había herido primero.

—Yo no... no vengo a pedirte otra oportunidad... no soy capaz... de pedirte algo como eso luego de lo que te hice —su voz le salió temblorosa, nada que ver con la chica seria que le había dicho sin tapujos que le había sido infiel—. Tampoco te pido que me perdones ni que me entiendas... —parpadeando dejó que varias lágrimas saliesen de sus ojos y debido a su postura encorvada hacia adelante, estas resbalasen hacia la punta de su nariz y cayesen de una en una al piso—, sólo quiero que sepas... que... lo lamento. Y la verdad... la verdad es que... —quería decírselo, quería decirle que sólo había sido un beso y no un mes de traición tras traición—, nunca me voy a perdonar por esto.

Al final no pudo. No quería decirle la verdad porque en el estado en el que Nico se encontraba, Agasha aseguraba que él no le creería, ¿y cómo hacerlo? ¿Alguien le creería que su infidelidad duró menos de 10 segundos y le seguía quemando el alma a dos días de haber pasado y no un mes como había dicho hace una hora?

Nico no le respondió. Hubo un muy incómodo silencio que Agasha tuvo que interrumpir con una última disculpa, para luego irse cabizbaja de esa casa.