《1》

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Dicen que los opuestos se atraen.

Cliché, ¿verdad? nadie cree esa mierda sobrevalorada, especialmente él, no Todoroki Natsuo. Él es el producto fallido de dos padres horriblemente diferentes y ve a dónde lo llevó eso: Una familia rota. Y eso es mirarlo a través de lentes color rosa, o tal vez entrecerrar los ojos porque estarías ciego al no ver que incluso ahora, su casa son los restos de un basurero en llamas que todavía apesta demasiado a huevos chamuscados y leche caducada. Así, ante sus propias palabras, llenas de experiencia de primera mano: Los opuestos se repelen.

O esa fue su frase célebre hasta que sucedió. Maneras que tiene la vida para hacerle tragarse sus palabras.

Tú, quién eres más pequeña que la vida. Tú, quién constantemente estás observando al suelo de forma fija. Tú, quién eres la definición de timidez.

Tú que también eres su novia.

Y luego está él —todo lo que tú no eres—: Habla un poco demasiado alto en público; asiste a prácticas intramurales cuando puede; sale a beber con amigos un par de veces a la semana.

E incluso es necesario decir que es una especie de montaña en comparación tuya. Bastante alto.

Los dioses deben tener sentido del humor porque ni en un millón de años, se imaginó que estaría saliendo con alguien tan —él no quiere decirlo, ya siente suficiente vergüenza— ratonil. Llámalo suerte, o coincidencia, o lo que sea, pero en todos sus diecinueve años de vida en este planeta infestado de peculiaridades, nunca había tenido el placer de interactuar con los tipos antropomorfos o las peculiaridades relacionadas a un animal, los que con demasiada frecuencia aparecen en esos obscenos vídeos porno. Y jura que solo sabe que esto es cierto por las pestañas que Touya, tan convenientemente, deja en la pantalla de su computadora para que los transeúntes —es decir, solo él— las vean. Pero, maldita sea, todo lo relacionado contigo grita: Hey, soy una presa débil, por favor ven a comerme.

Y no hay mayor ejemplo de tu naturaleza indefensa en plena exhibición que tu primer encuentro con él. Fue en el sentido más puro, un accidente, e incluso ahora, en retrospectiva, todavía no puede señalar que lo hizo actuar exactamente. No es que lo escuches quejarse tampoco. Si no fuera por ese día y todo lo que siguió, no serías suya. Quizás el destino estaba de su lado en ese entonces, y dios sabe que lo necesitaba después de toda la mierda por la que ha pasado.

Eek~

¿Qué?... ¿Qué fue eso? Se pregunta, pero tampoco aparta los ojos de la pantalla de su teléfono. No, este video es demasiado bueno para hacer una pausa; no hay nada mejor que ver a sus tontos amigos hacer cosas aún tontas en su feed y, además, ¿Qué se puede esperar cuando estás viajando en el tren durante la hora pico? Es ruidoso, eso es un hecho. Por esa misma razón invirtió en audífonos con supresión de ruido; para los viajes diarios, gracias a la considerable pensión que recibe semanalmente — No arreglará el pasado, y seguramente Enji tampoco tendrá su perdón, pero ¿cómo se le puede decir que no al dinero gratis? —. Aunque esos auriculares le hacen mucho bien cuando están sentados en su escritorio en casa mientras habla.

Maldita sea, no debió haber dejado todo su trabajo de mitad de semestre para la noche anterior, tal vez entonces no habría pasado por alto cada una de sus alarmas, dejándole ocho minutos y algo para ponerse la ropa y salir corriendo por la puerta como un maníaco. No hace falta decir que los auriculares eran la menor de sus preocupaciones esta mañana, cuando estaba tratando de no extender sus faltas temprano durante el semestre. Pero lo que le preocupaba ahora, era el hecho de volver a oír aquel ruido, distrayéndolo de su vídeo. Bien, empezaba a enfadarse, y a sentir un poco de curiosidad también.

Levanta la mirada a regañadientes y escanea todo el lugar: Ve a un asalariado calvo leyendo un manga, su mirada pasa por encima de dos chicas de secundaria riendo tontamente, aterriza en una anciana que duerme contra la ventana, pero ninguno de ellos o alguien más, es responsable de aquel extraño sonido. Sea cual sea aquel sonido —Y ahí va por tercera vez consecutiva—, también está seguro de que no es el raspado de metal contra las vías; al igual que no es el estridente audio de los anuncios automáticos. Y no lo hace sentir mejor que nadie más parezca captar el ruido, ninguna sola persona apretujada dentro del tren mientras él parpadea, debe estar volviéndose loco. O probablemente esté cansado, sí, eso tiene más sentido. Anoche durmió apenas tres horas, así que solo está escuchando cosas que no existen. Un poco extraño, pero nada de que preocuparse, especialmente desde que...

Toma mi corazón de cristal  | Todoroki Natsuo | Traducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora