《3》

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Apenas y pudo hacer un saludo antes de que salieras disparada por la puerta, dejando un rastro apagado de lavanda detrás de ti, deleitándolo. No tarda en seguir tu ejemplo, él tampoco desea saltarse alguna clase, en parte porque eligió una estrictamente por el tiempo, sabe que al menos sentarse frente a una conferencia monótona con diapositivas coloridas le proporcionará distracción necesaria para mantener sus pensamientos alejados de ti. Sorprendentemente funciona, hasta cierto punto.

Sinceramente, tendría que haber un acto divino que interviniera para borrarte por completo de su cabeza —no es que esté pidiendo dicho milagro pronto—, así que probablemente lo mejor que puede hacer en sus circunstancias, es aprender a vivir con ello. Que lo tienes bien agarrado, y duda que eso vaya a cambiar. O más bien, va a empeorar de aquí en adelante.

Afortunadamente, Natsuo no es el tipo de persona que se enamora al primer encuentro, más bien, es alguien lento y constante; no se despierta una mañana completamente loco por ti, aunque no sabe si eso sería preferible a tener la sensación de querer verte de nuevo. Tampoco pierdes el tiempo en enviarle un mensaje la semana siguiente, justo como prometiste. Ni él parece hacerse del rogar cuando se encuentra fuera de la cafetería, esperando para almorzar a tu lado, ¿Es su boleto de oro hacia ti?, ¿Puedes culparlo por salir corriendo como un maniático exactamente a las doce en punto? No, en realidad no.

Mientras te reserva un lugar en la mesa, recuerda tardíamente que deberá dar algunas explicaciones más tarde, cuando sus amigos se den cuenta que los abandonó; no es el tipo de conversación que le entusiasma tener, especialmente porque se repetirá la frase de: "No, ella no es mi novia". E incluso entonces, no le creerán, pero eso es un dolor de cabeza para el futuro con el que lidiar porque ahora mismo eres su único enfoque, y queda poco espacio en su mente para cualquier otra cosa.

Fiel a tu palabra, estás parada afuera de la entrada, frotándote las manos para evitar el frío progresivo, que solo dura momento cuando tus orejas pueden discernir su llegada a una milla de distancia. Ya es consciente a no hacerse ilusiones y no tomarlo personal cuando reanudes tu patrón de mirar a cualquier otro lugar menos a él, aunque prepararse para la inevitable decepción no está en sus cartas hoy. En cambio, has encontrado una cosa que es más interesante que el suelo: Él. No, no, no, ciertamente no se está sonrojando al darse cuenta de ello, no hay un calor ardiente brotando dentro de él, haciendo que sus oídos ardan hasta las puntas, mientras le ofreces una sonrisa alegre a su llegada.

—¡Oh! ¡Llegaste! —Es el sonido de la ansiedad que se desprende de ti en un instante, dando paso a una alegría burbujeante que ilumina todo tu rostro.

Está atrapado entre reír y querer negar con la cabeza porque pensaste seriamente que no iba a asistir. Tal vez si no dudara en ser más abierto, te diría que en realidad borró los planes de almorzar con sus amigos por ti. Sí, eso podría estar resultando un poco difícil. Así que al final, se queda con una sonrisa torcida mientras tomas asiento.

—¡Por supuesto que sí! ¿Qué clase de persona sería si te dejo plantada?

Una risa temblorosa, aunque suave escapa de tus labios, haciéndole recordar a Natsuo esa campana de viento que tiene en casa. Deambulas hacia el mostrador en el momento justo para desviar la mirada en el menú donde encuentras consuelo en las imágenes brillantes que solo piden ser ordenadas. A diferencia de él, frunces el ceño, te muerdes el interior de la mejilla mientras subes y bajas la hoja laminada que tienes frente a ti, buscando el plato que tu estómago llama. Después de mucha contemplación y examinación, te decides por la pasta mentaiko con una tarta de queso al lado. Te avergüenzas mientras miras hacia otro lado como si eso fuera a evitar que se ría entre dientes a tu lado.

Toma mi corazón de cristal  | Todoroki Natsuo | Traducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora