8: Te echo de menos.

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Rodeé el tenedor con los fideos y lo levanté, viendo como caían al plato. No tenía hambre. Al menos no de comida hecha por mamá, que comía frente a mí mientras
miraba la televisión. Yo quería una hamburguesa cómo Hyunjin  me había prometido y un helado aunque estuviésemos en noviembre. Yo quería pasar el sábado con él, no en mi casa.

Además, Jisung tenía una cita e iba a estar ocupado todo el fin de semana.

Suspire, apoyando la mejilla en una de mis mano. Sabía que debía entender que él tenía trabajo y por eso no estaba
enojado con Hyunjin, lo que me molestaba era el hecho de que hubiese tenido que cancelar nuestra cita para irse a China.

Dejé que otro suspiro escapara otra vez de mis labios, moviendo el tenedor por los fideos de un lado a otro. No era para nada experto en las fiestas elegantes como a la que él iba a asistir esa misma noche, pero tenía claro que no solo se iba a hablar de negocios. Seguro. Cogi un trozo de pan y lo mordí bruscamente.

Hyunjin era muy guapo y seguro que se le acercaba alguna tipa, o tipo, claro.

Pero él estaba conmigo. Yo era su kitten.

—Cielo —levanté la cabeza para mirar a mamá. Relajé el ceño y ella me señaló el plato con un dedo —, no has comido nada.

—No tengo hambre —dejé el tenedor en el plato —¿Puedo irme a mi habitación?

—No —dijo, y la miré sorprendido —, no hasta que me cuentes que te pasa —añadió —¿Te has peleado con Jisung?

Aparté la mirada y moví la cabeza de lado a lado. Entendía que pensara eso, pero no podía decirle que sí porque seguro que recibía una llamada suya y si estábamos enojados, no podríamos hablar como siempre.

Tenía que buscar una excusa. O decirle la verdad, Pero ¿cómo?

Miré el plato de nuevo. Cogí el tenedor y volví a jugar con los fideos mientras ella me miraba y esperaba una respuesta, impaciente como siempre.

—Tú... tú sabes que Jisung es... que le gustan los hombres —la miré de reojo. Primero asintió y de repente se llevó una mano a la boca.

—¿Se te ha declarado?

Abrí mucho los ojos. ¿Acaso estaba loca? Jisung era como mi hermano mayor.

—No —sacudí la cabeza bruscamente, frunciendo la nariz. Tome aire; mamá puso las dos manos sobre la mesa y me miró aún más impaciente —Lo que... lo que pasa es que... ¿tú... si yo fuera como él, te importaría?

Soltó un suspiro que no entendí.

Empujó la silla hacia atrás sin levantarse y me dijo que fuese con un movimiento de las manos, así que me levanté y me senté de lado en sus piernas, sin atreverme a mirarla, ella me tomo del pelo y comenzó a jugar con él mientras hablaba.

—Me da igual lo que te guste, cariño. Si tú eres feliz, mamá también. Si lo fueras, quiero decir —se río.

Me había pillado, ¿verdad?

—Mamá...

—Además —me interrumpió, haciendo de mi pelo una coleta con el cole que llevaba en la muñeca —, así tendría con quien hablar de los chicos de la playa.

Cuando la miré, me guiñó un ojo mientras se reía. Me ruboricé y la abracé, apretando mis brazos alrededor de su cuello, me alegraba tanto saber que se lo estaba tomando tan bien. Y eso que no se lo había dicho directamente.

Me alejé despacio de ella, me apartó un mechón de la frente y llevé mis dedos al cuello de su camiseta. Ahora solo me faltaba decirle que estaba con un hombre que me llevaba casi diez años.

Daddy. || Hyunin♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora