6: Me encantas pequeño.

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Entré sin pensarlo.

Tenía hambre, mucha. Si lo recordaba bien, ayer no habíamos cenado. Tampoco sabia que hora era, pero desayunar o almorzar pasteles me parecía genial.

Lo mire y él me miró de arriba hacia abajo. Se echó a reír de tal forma que quería que la tierra me tragara. Me veía muy ridículo con su ropa ¿verdad? Agache la cabeza antes de llegar a la mesa. Jugué con la cintura de los vaqueros, subiendola.

—Yo... yo no... —me miré los pies, los junte tocando el izquierdo con el derecho de forma nerviosa —no he encontrado otra cosa y...

Se levantó. Lo mire de reojo unos segundos, tensandome cuándo vi que se acercaba. Sus zapatillas estaban cada vez más cerca de mis pues, un paso tras otro, llevaba unos pantalones negros y se le veían bien.

Me levanto la cabeza poniendo dos dedos bajo mi barbilla.

Nuestros ojos se encontraron, el me miraba fijamente. Muy fijamente.

Baje los ojos hasta lo primero que encontré; sus labios. Se los lamió y mordió. Cerré los ojos cuándo se acercó tanto que supe que me iba a besar. Metio la mano en mi pelo al abordar mi boca.

Aprete los dedos en el pantalón y subí la otra a su pecho; se habían vuelto a cubrir con las mangas de su camisa, pero no le di importancia. Estaba más centrado en separar los labios para dejar entrar su lengua. Me empujo la cabeza hacia arriba, envolvió mi lengua con la suya, la provocó hasta que sentí la necesidad de empujarla también.

Llevé las dos manos tras su cuello y el me chupo la lengua haciéndome gemir.

Antes de me diera cuenta, el aire me golpeaba las piernas y sus manos jugaban con la cintura de los bóxer. Abrí los ojos y di un salto hacia atrás, avergonzado. Al hacerlo me tropecé con el pantalón, que estaba en el suelo. Hyunjin me tomo de la cintura para que no me cayera y eso sólo hizo que mirara hacia abajo y viera mis piernas temblar.

¿Se me habían caído los pantalones o los había hecho caer él?

De cualquier manera, que se estuviera dando cuenta que llevaba su ropa interior, hacia que volviera a tener a su reacción.

Sin embargo, me soltó y se sentó en la silla otra vez. Me quedé mirándolo, avergonzado, con los puños moviéndose nerviosos bajo las mangas largas.

—Ven aquí —me dijo, palmeando su regazo.

Me daba tanta vergüenza que hiciera eso. Y al mismo tiempo me gustaba tanto. Intenté agacharme a por el pantalón, pero me dijo que los dejara dónde estaban con un tono divertido en su voz.

Saque los pies de el y arrastre sus calcetines por el suelo hasta llegar a sus piernas. El mismo me tomo de la cintura e hizo que me sentara de lado sobre sus piernas.

Tire del borde de la camisa, para taparme el bóxer, cabizbajo.

—N-no quería... es que los míos están lavándose y no quería ponerme pantalones sin... eso..  y no encontraba zapatillas de estar... —lo miré, girando sólo un poco la cabeza hacía él y susurre—¿te has enojado?

Su risa fue una respuesta que me dejo bastante confuso. ¿Eso era un no? Puso una mano en mi rodilla y subió los dedos por mi muslo. La piel se me puso de gallina.

—Ni podría enojarme contigo aunque quisiera.

Una sonrisa se formó en mi rostro y los nervios se desvanecieron. Gire mi cuerpo y la cabeza de una forma más cómoda para mirarlo de frente y apreté las dos manos en la camisa.

—¿De verdad?

El asintió.

—¿Te gustan los pasteles de naranja?

Daddy. || Hyunin♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora