Daddy. || Hyunin♡

1: ¿El sexo siempre es así?

Jeongin POV

Me puse de puntillas con desesperación. Había tanta gente por todas partes, tantas voces, tantos movimientos y la musica estaba tan alta que mi cuerpo me suplicaba huir. Quería meterme bajo las sábanas y suplicarle perdón a mi mamá por haberle hecho creer que me quería en casa de Jisung. ¿Cómo me había dejado convencer? Por cuarta o quinta vez, una mano o algo mucho peor se froto en mi trasero. Salte en el sitio, me doy la vuelta para buscar a quien lo hizo. Nadie tenía cara de ser culpable.

Bueno, todos en realidad la tenían.

—¿Has encontrado a alguien? —grité. Solo las personas que estaban cerca de mi me miraron como si estuviera loco. Tome del brazo a Jisung y lo tire a una esquina.

Apoye mi espalda en la pared, sintiéndome protegido.

—¿Dónde estabas? —movi mis manos nervioso y enojado. Me dejo solo en mitad de una discoteca gay durante casi 10 minutos.

—Vámonos.

Jisung suspiró.

—Eres tú el que quiere saber si es gay —se cruzó de brazos. Si tenía razón, pero cuando había aceptado su ayuda no me había imaginado que iba a dejarme solo.

Crei que me presentaría a algún chico y tal vez después hayan besos ¡Pero no esto!

—Sólo elige a alguien.

Busque con la mirada, habían hombres por todas partes. Hombres bailando, hombres besándose, hombres en bóxer o tanga sobre el escenario, hombres corriendo hacía la oscuridad con intenciones claras. Hasta vi a varios frotándose mucho.

Todavía no entiendia cómo me habían dejado entrar.

Tragué saliva. La mayoría eran increíbles; sus cuerpos, su forma de acercarse a nosotros. Me pegué más a la pared, poniéndome en blanco. Me había alejado precisamente para evitar eso y ahora venía uno hacia mi dirección.

Miré a Jisung, rogando que el hombre desviará su mirada de mí, pero cuándo me sonrió ya era tarde.

—Hola —saludó. Mi cara enrojeció. Jisung lo miró, se mordió el labio inferior y le devolvió el saludo con esa voz que lograba haciéndolos caer a todos —, ¿cómo te llamas?

Mire hacia otro lado. No iba a negar que era muy atractivo, pero también era enorme. Aún esperaba que Jisung se lo llevara, pero mi mejor amigo dijo que se iba al baño y me dejo, ahí con el. Cogi aire profundamente.

¿Cómo le digo que no me interesa?

Me daba miedo abrir la boca.

—Soy Juyeon —sonrió. Dio un paso hacia mi, los suficiente para que me encogiera todavía más en el suéter de Mickey Mouse que me había puesto para pasar la noche.

Quería irme lo antes posible.

Sólo Jisung era capaz de arrastrarme a un sitió en el que, para poder entrar, me faltaba un año. Había cumplido los diecisiete hace una semana.
Que él tuviera casi veinte no le daba permiso para hacer trampas.

¿O sí?

Bueno, las hizo.

El volvió hablar, aunque no entendi lo que dijo. Entonces se inclinó hacia mi oreja. Quise alejarme pero la pared no me lo permitió.

El coloco sus manos en la pared dejándome acorralado. Me centré en mis zapatillas, luchando por ignorar su aliento pasado a alcohol.

—¿No quieres jugar conmigo? —mi cuerpo tembló. Sacudí la cabeza y estire los brazos para alejarlo.