Moonlight Lovers |Vladimir x Beliath| VIDA DE CASADOS

Padres primerizos

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|Este capítulo se basa en la historia que tengo en mi libro original de moonlight Lovers de que pasaría si Eloise fuera una niña, si les gustas puedo hacer aquí lo mismo pero con el crecimiento de Eloise|
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La nieve invadía cada rincón del bosque, el aire gélido dibujaba hermosas figuras al entrar en contacto con la calidad del aliento. Entre todo ese invierno una pareja se encontraba en el la habitación del pelimorado quien besaba apasionadamente al rubio el cual jadeaba su nombre a cada caricia pero algo molestaba al contrario quien no se lograba concentrar por un incensable ruido que no paraba, y que aunque fuera casi imperceptible, para el fino oído del pelimorado era bastante fastidioso. Fastidiado se puso de pie
- Ya estoy harto
- Solo ignorarlo - volteo los ojos el rubio
- No puedo - enojado paso la puerta y bajo a toda velocidad para saber que era lo provocaba tan irritante ruido, tras el iba su pareja quien decidió seguirlo resignado a las circunstancias.
- Eres un maldito impertinente - pronunciaba entre dientes

Al llegar a la puerta y abrirla una fuerte corriente fría impacto en sus cuerpos pero no hubo reacción de su parte al no sentir tan altas temperaturas, junto a eso también aumento el misterioso ruido, al voltear a todos lados verificaron que no podían descifrar de donde provenía, hasta que el rubio avanzó un paso y apenas pudo sentir como su pie chocaba con algo se detuvo.
Y ahí estaba la respuesta a sus preguntas, envuelta en sábanas, con su cara roja de tanto llorar y sobreviviendo de tan altas temperaturas.
- ¿Qué es eso? - Beliath fue el primero en romper el silencio ante tal impacto
- ¿Cómo que que es imbécil? Es un bebé - Vladimir tras salir de su transe lo tomo en brazos al deducir que estaría muriendo de frio
- Gracias genio - así se trataban entre insultos y caricias - me refiero a que hace aqui
-  No se pero hay que regularizar su temperatura, háblale a Ethan
-  Espera, espera, espera - el pelimorado detuvo a su pareja quien se dirigía al pequeño salón - No estarás pensando en dejarlo aquí, normalmente eres tú el que evitas que haga tonterías
-  Puede que ya no sea humano pero tengo empatía y este niño no la está la está pasando bien, Beliath - le lanzó una mira que representaba su cólera - trae la canasta en la que lo dejaron, tal vez ahi haya respuestas de cómo llego aquí

Resignado el pelimorado siguió sus órdenes y al estar en la sala se encontraban todos los vampiros de la mansión a escepcion del más joven a quien encerraron para evitar que saliera. Y ahí estaban todos al rededor del regordete bebé con mejillas rosadas que habían retomado su color tras entrar en calor .

- ¿Y bueno que vamos a hacer? - termino por decir el moro
- Lo llevaremos al orfanato mañana a primera hora cuando haya quien lo vea - afirmó en rubio, todos asintieron y de pronto un ruido arruinó la paz que reinaba para reproducir el ruido que los había llevado hasta él.
- Aggg porque hace ese ruido tal irritante - se quejó el pelimorado mientras tapaba sus oídos
- Tal vez tenga hambre - propuso Rafael
-  No creo que sea eso - dijo Ethan a quien le lloraban los ojos, mientras lo levantaba tratando de mantenerlo lo más lejos de él.

De pronto todos exclamaron al sentir un fuerte olor posarse en sus fosas nasales quienes las tapaban con rapidez.
- Desearia no tener un olfato tan desarrollado - pidió Aarón
- ¿Se está pudriendo? - exclamó Beliath
- Creo que hay que cambiarle el pañal - dijo Rafael
- ¿Y bueno? ¿Quien lo hará? - volvio a hablar Beliath
-  No hay pañales - regreso Vladimir
-  La canasta - señaló el moreno, generando un tono gangoso en su voz al tapar su nariz con su mano

Beliath fue y al ver lo que había vio que había dos pequeños frascos de vidrio con lo que parecía ser comida, 3 pañales y un mameluco color amarillo, pero al mover la cobija que también se encontraba ahí noto algo más : Una carta.
- Oigan, hay una carta - mostró la carta a sus compañeros
- La leemos luego de cambiarle el pañal - aconsejo Ethan quien aún trataba de alejar al bebé que no dejaba de llorar
- ¿Encontraste algo? - pregunto el rubio
- amm si... Creo que es esto - dijo mientras les mostraba los pañales y los dejaba en la mesa.
- Bueno... ¿Y ahora? ¿Alguien sabe cambiar un pañal? - pregunto el pelirrojo, todos se miraban entre si sin respuesta alguna, el albino en desesperación fue el que rompió el silencio con un poco de cólera
- ¡Que tan difícil puede ser! Inútiles - tomo al bebé y los pañales y fue al pasillo a cumplir su misión.