Capítulo 4

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Lo correcto hubiera sido beber una gran taza de café tinto para reaccionar adecuadamente durante la mañana; pero no, Cedric prefirió seguir con su botella de whisky y llegar al salón de la recepción totalmente solo y achispado por el alcohol.

Sus amigos y sus hermanos ya estaban en el salón principal del hotel, sólo faltaba él para que la novia recibiera el anuncio de que podía ingresar.

Según tenía entendido, todos fueron llamados para las dos de la tarde.

Qué lástima, llegó media hora tarde y lo primero que haría sería ir a hablar con su futura esposa.

Sus invitados podían esperar.

Ella no lo sorprendería en el altar, ella no lo hechizaría delante de sus invitados porque Cedric pensaba prepararse y anticiparle que su matrimonio no sería uno de ensueño. Vio a un hombre parado en la puerta semi-abierta del cuarto donde se suponía estaba la novia y se escondió tras uno de los pilares cuando terminó de subir las escaleras.

¿Quién era ese hombre y por qué estaba con Hope?

Abrió los ojos al ver como ella salía del cuarto para abrazarlo con fuerza y una extraña sensación se alojó en su pecho al tiempo que empezaba a ver todo en tonalidad rojiza. Empuñó las manos al darse cuenta de que no era el único que tenía un amante bajo la manga y sacó su celular para llamar a su organizadora y pedir que dejaran a la novia sola de nuevo; no obstante, no necesitó hacer nada porque el hombre recibió una llamada y pronto apartó los brazos del delicado cuerpo de Hope, dejándole apreciar lo bella que se veía en su vestido blanco.

Era una lástima que el velo no le dejara ver su rostro.

Su furia incrementó un doscientos por ciento al ver que el hombre era nada más y nada menos que Damon Archibald y rápidamente se escondió para que él pasara de largo el pilar y bajara las escaleras para, al parecer, encontrarse con alguien.

No se equivocó en el pasado al creer que entre ellos había más que una simple amistad, sólo eso podía explicar el por qué ella eligió quedarse con Damon en vez de buscarlo y decirle que no estaba muerta.

Ingresó a la estancia sin emitir ruido alguno, pero al parecer su técnica no fue muy buena porque Hope enderezó la espalda en el sillón que estaba sentada y ladeó levemente el rostro.

—¿Damon? —Se incorporó con rapidez y se giró en su dirección.

—¿Sorprendida? —preguntó con una sonrisa retorcida en el rostro y enarcó una ceja por su pulcro silencio—. ¿Qué, pensaste que al igual que ayer te dejaría plantada? —bromeó, recordándole que el día anterior no llegó a su reunión, y le gustó ver cómo tiritaba—. No lo entiendo, Hope... —Rodeó el mueble para llegar a ella y por suerte Hope no retrocedió ni buscó alejarse de su lugar—, ¿por qué si soy el novio, que lleva media hora de retraso, preguntas por Damon? —gruñó y la rodeó del brazo para tirar de ella y pegarla a su cuerpo.

—Ah —chilló asustada y lo empujó por el pecho—. ¿Estás borracho? Suéltame, Cedric.

—No quiero. —La abrazó por la cintura, sintiendo un placer inmenso al sentir su fragancia dulce y sutil—. Dime por qué carajos estabas con Archibald.

—¡Suéltame! —ordenó, desesperada, y siguió su orden, lanzándola sobre el sofá—. ¡Ah!

—¿Traes a tu amante a nuestra boda? —Se cernió sobre ella, inmovilizando sus manos sobre su cabeza—. Bien, supongo que los invitados pueden esperarnos quince minutos más. —Con una mano tiró de su velo, arruinando levemente su peinado, y su respiración se estropeó al ver su hermoso rostro maduro lleno de lágrimas.

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora