Capítulo 9: Competencia

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-¿Pudiste al menos capturar el otro alma?- Cuestionó Axel sintiéndose un fracaso

El carcelero negó con la cabeza.

-Me he topado con el abrazo agónico, no me gusta nada eso-

El humano ladeo la cabeza

-¿El abrazo agónico?- Preguntó Axel sintiendo escalofríos

-Se trata de un ser de las islas de las sombras, seduce a todo tipo de criaturas y las asesina brutal y lentamente, luego engulle sus almas, siempre trató de quitarme la linterna para darse un festín, se ve que ahora está asolando Demacia- Explicó Thresh mirando al humano

-Solo tenemos que evitarlo, ¿no?-

El carcelero rió parcialmente.

-No es tan sencillo, seguro que trama algo oscuro y siniestro, incluso demasiado para mí, me gustaría poder vigilarla de cerca, no me gusta que me robe las presas-

A Axel se le ocurrió una idea, pero probablemente el carcelero se negaría en rotundo.

-¿Y si vuelvo yo a Damacia?, puedo quedarme allí, vigilar la ciudad y averiguar qué trama el abrazo agónico, tu puedes venir por las noches para recoger almas, ¿Que te parece?-

El carcelero se quedó estático, como si estuviese reiniciando todo su sistema operativo.

-Eso sería peligroso, la luz del sol daña a los espíritus, además tenemos que averiguar por qué ahora los humanos pueden verte, en adición si el abrazo agónico te descubre te despedazara y te devorará- Argumento Thresh

-Confía en mí Thresh, nunca te voy a abandonar, no lo hice cuando tuve oportunidad, porque quiero estar contigo carcelero implacable, no hay nadie más para mí a parte de ti- Sentenció Axel tomando las manos heladas del carcelero aún en su forma humana.

Thresh, sorprendentemente accedió, eso sí, aquella noche el sexo fue mucho más intenso de lo normal, quizás por que no iban a tener la oportunidad de hacerlo en un tiempo, quien sabe.

Tal y como fue acordado, cuando la noche cubrió Demacia al siguiente día, Axel cruzó el portal decidido a ayudar a Thresh aunque le costase la vida.

-Si te mueres te castigare eternamente- Dijo el carcelero a modo de despedida

-Ya estoy muerto- Contestó el humano besando los labios de Thresh una última vez.

El carcelero se sorprendió con la acción del humano, nunca se había planteado siquiera hacer algo tan simple como besar, pero tenía que reconocer que los besos de Axel mantenían al demonio en su interior en calma.

Una vez Thresh se había marchado, Axel supo al instante a donde ir.

-Buenas noches- Saludo el humano al ojiazul

Jarvan, que se encontraba completamente perdido en sus pensamientos, casi muere del susto.

-¡otra vez tu!- Grito casi histérico

-Yo también me alegro de verte- Sonrió Axel.

Jarvan y Axel comenzaron a conversar en aquel tranquilo jardín, cuyos únicos oyentes eran las flores.

-En resumen, quieres quedarte aquí conmigo por que tienes que vigilar la ciudad del ataque de un demonio-

-Exactamente, ¿Que me dices?-

Jarvan se llevó la mano a la barbilla e inclino su cabeza hacia arriba, indicando pues, que se lo estaba pensando.

-De acuerdo, por el bien de la ciudad, pero no llores como la otra vez, me sentí culpable- Sentenció el ojiazul aún rascando su barbilla.

Axel sonrió y le tendió la mano al ojiazul.

-Un placer, Jarvan-

-Igualmente, Axel- Finalizó Jarvan estrechando la mano del humano

Pasado un rato, Jarvan guió a Axel por todo el palacio, enseñándole absolutamente todo, incluso hasta el rincón más recóndito.

-¿Donde quieres la habitación? - Pregunto Jarvan ya algo cansado debido a las horas

-No necesito una habitación, los espíritus no dormimos ni comemos-

-Supongo, pero no puedo dejar que deambules por todo el palacio como si nada-

Jarvan se detuvo de repente

-Acabó de recordar que tengo una habitación perfecta para ti-

El ojiazul guió al humano hasta una habitación bastante apartada.

-Este era el despacho de mi abuelo, nadie lo usa ya-

Era un cuarto pequeño, con estanterías llenas de libros ocupando cada centímetro de pared. En el centro había una mesa rectangular con tallados de madera junto con una silla de terciopelo roja.

-Es perfecto, muchas gracias Jarvan- Agradeció Axel sonriendo.

-De nada, yo ya me voy a dormir, nos vemos mañana-

Cuando Axel se quedo solo, salió a explorar la ciudad. El humano se había vuelto bastante ágil y rápido, tanto como Thresh, de esta forma, desplazarse saltando entre los tejados era increíblemente fácil.

-El abrazo agónico, me pregunto cuales son sus intenciones- Susurró Axel deteniéndose en un tejado.

La noche tocaba a su fin, Axel debía volver antes de que amaneciese o sería consumido por el sol.

-¿Que haré durante el día? - Se lamento el humano entrando en la habitación que Jarvan le había asignado.

Axel comenzaba a arrepentirse de no haberse quedado junto al carcelero.

-Me preguntó que estará haciendo Thresh- Susurró el humano con nostalgia

-¿Quién es Thresh- Dijo Jarvan irrumpiendo en la habitación

Axel casi escupe el corazón del susto.

-¿¡Eres idiota o que!?, Vaya susto- Dijo el humano fingiendo que tenía el corazón acelerado, a pesar de que no tiene.

-Buenos días a ti también, vengo a traerte esto- Dijo el ojiazul tendiendole a Axel una especie de prenda con capucha.

-¿Que es esto?- Cuestionó el humano curioso

-Se llama hábito de espectro, es una capucha hungida en luz lunar, esta creada para proteger a la gente del sol, los usan sobre todo los que van a expediciones a Shurima o al monte Targon-

-¡Con esto podré salir al exterior!- Sonrió Axel emocionado

-Si, al menos eso creo- Sonrió también Jarvan rascando su nuca

Axel se colocó rápidamente el hábito de espectro, le quedaba grande, pero eso era lo de menos.
Para probarlo, salió al pasillo y se asomó a una de las enormes y numerosas ventanas.

-Increíble... - Espetó el humano esbozando una sonrisa

-Yo tengo deberes reales que tratar, nos vemos luego- Se despidió el ojiazul

-Jarvan, ¡Gracias!- Gritó Axel

Jarvan sonrió en respuesta y se marchó definitivamente. Sin duda su estadía en Demacia no iba a ser tan mala después de todo, además, vería a Thresh durante la noche.

Enganchados (Thresh x Humano) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora