Ángel del Pecado | XiCheng

Extra: Belleza de pasarela y bailarín de cama

¡Aquí el extra! El primero del año, así es. Comencemos con esta degeneración, agregando que ahora sí no voy a cortar el rollo en la mejor parte. ¡Los amo!

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La voz de Wei WuXian inundaba el lugar, el sonido estridente de las guitarras y batería junto a los gritos extasiados eran una sinfonía electrizante,  excitante. Las luces de colores bailando de un lado al otro mientras las cámaras enfocaban a los preciosos lotos de YunmengJiang, los modelos más hermosos de su profesión. No había persona dentro de la función que no admirara lo preciosos que eran; sus elegantes caminares con feroces ojos hipnóticos, cada uno más bello que el anterior dejando una hilera de perversión a cada paso que daban en el escenario. Su cuñado estaba danzando junto a ellos, exclamaciones de éxtasis cuando el famoso Patriarca YiLing anunció a la estrella del espectáculo; las luces cambiaron por relámpagos violetas y azules, la tonada haciéndose baja y sensual, modelos en elegantes y atrevidas túnicas reverenciando a la persona que salía con majestuosidad hacia la pasarela.

El Patriarca YiLing, el artista musical del momento rugió el nombre de la supernova, gritos y bramidos excitados cuando las cámaras enfocaron el rostro de Jiang WanYin: el atrevido delineado enmarcaba los ojos de fiero azul amatista, los labios cereza embalsamados con tinte  melocotón que invitaba al pecado, la piel exquisita de porcelana brillando bajo los reflectores. De la mano de su hermano, juntos caminaron por el escenario, la sonrisa de Wei Ying se ensanchó cuando tiró juguetonamente de la capa brocada de su hermano, la prenda cayendo de forma lenta hasta el suelo, el cuerpo de sensuales curvas de su novio quedando al descubierto. Los camarógrafos no tardaron en enfocarlo, la estruendosa carcajada de su cuñado un estallido de realidad.

—XiChen... —su amigo MingJue tragó seco, admirando con la misma expresión consternada la pantalla frente a él.

El mundo podía irse al infierno y Lan XiChen no se daría cuenta, todo lo que podía ver en ese momento era la silueta envuelta en una túnica transparente, el enjoyado cinturón que sostenía dicha prenda, la cola kilométrica que cargaba a su espalda y el liguero dorado con el emblemático loto de nueve pétalos en su muslo. Jiang Cheng era devastadoramente arrebatador, sensual y exuberante, una belleza felina que estaba hecha para admirar, pero nunca para tocar. Sintió el orgullo recorriendo su pecho fusionándose con la lujuria, los ojos de un tormentoso azul guiñando directamente a la cámara, la lengua húmeda lamiendo con suavidad sus labios escarlatas, dándose la vuelta y regresando de forma majestuosa, sus muchachos siguiéndole.

Cerrar un desfile de entretenimiento como ese era un reto, Jin GuangYao tragó con fuerza un jadeo cuando el cuadro perfecto de los lotos de Jiang Cheng dieron el tiro definitivo: un trono había sido dispuesto en el centro de la pasarela, sobre este se encontraba WanYin sonriendo con coquetería, sentados en el suelo a cada lado de él con sus cabezas reposando suavemente en sus carnosos muslos Shen QingQiu y Luo BinGhe miraban con devoción a su señor, entre ellos dos el tierno Xiao XingChen; los hermanos Liu, aquellos especímenes de infinita belleza hincados a cada flanco de su maestro, la corona Xie Lian detrás del trono. Las túnicas de todos resbalando ligeramente por sus hombros, las lechosas clavículas del loto esmeralda Shen QingQiu a la vista. Xie Lian se inclinó, los largos aretes rozando la nariz de su maestro, sus labios a un solo contacto. XiChen contuvo la respiración, Wei WuXian dejó de tocar y las luces se apagaron.

Nie HuaiSang bufó, abanicando su cara con su abanico—. Cuando ChengCheng dijo que regresaría de forma icónica no pensé que se refiriera a... esto.

—Lo hizo inolvidable, créeme —dijo GuangYao, su rostro en explosivos tonos bermellón —. Eso fue...

—El hermano Wei se lució ¿no es así, segundo maestro Lan?