Niall's POV
Me apoyé sobre el costado en el tierno colchón, mirando a la ciudad, sin poder conciliar el sueño. Intentaba cerrar los ojos, intentaba buscar un motivo por el que alejarme de ella, y sobre todo, intentaba perdonarme a mí mismo el haber permitido acercarme tanto a ella, demasiado en realidad. La realidad... ¿Qué era exactamente eso? ¿Qué significaba esa palabra para mí, para ella, para nosotros...? Porque mi realidad comenzó hace un milenio a los pies de una torre de piedra, una realidad cruel encerrada en una vida eterna...
Recuerdo haber puesto mis manos en su cintura, haberle sonreído entre los árboles que lloraban hojas secas, haberla mirado en mitad del bosque, ocultos de la sentencia del mundo que se erigía fuera de la maleza.
-Te quiero...- Le dije con la intención de sonrojar a la chica. Como no lo conseguí, recuerdo haberme acercado a ella hasta que las puntas de nuestras narices se rozaron y entonces una suave capa de rubor cubrió sus pálidas mejillas.
-Y yo.- Me conrrespondió Belinda, como si tal cosa, encerrando toda la inocencia de sus diecisiete años en su suave voz.- Pero eso no basta ¿verdad?- Me preguntó. Recuerdo que en ese momento nuestras manos se encontraban entrelazadas. Quise ser una estatua que se limitase a contemplarla sin tener que contestarle, porque aún cuando yo seguía ahí mi voz... mi voz parecía habersela tragado la Tierra. Y ella lo supo, por eso acarició mi rostro con la palma de su mano... y antes de irse volvió a hablar.
-¿Sabes? Me da igual que detro de dos días tengas que casarte con Moisha. Es lo mismo... Para nosotros podrá seguir siendo todo igual. AL fin y al cabo esto ya es un romance clandestino ¿No?- Continuó, tras esbozar una triste sonrisa.- Porque tú podrás besarla a ella en los labios y dejarla en el castillo, arropadfa bajo saves sábanas blancas, pero yo sé que después también vendras a mí, aquí, y me encontrarás recostada sobre el musgo y al despertarme me besarás con la mirada. Porque ¿sabes qué? Unas simples palabras antes el altar y un cutre juramento ante un hombre con una cruz bendita en mano simplemente podrán unir las manos de dos personas, pero no así sus corazones.- Y se fue dejándome allí convencido de sus palabras con su desesperado argumento.
Recuerdo que el día de la boda yo vestía un traje oscuro y Mo uno claro, solo recuerdo eso porque entre el gentío encontré a Belinda, y a sus ojos verdes, y a su pelo rubio y liso. Aquel "Sí quiero" fue más sencillo mirándola a ella.
-Felicidades.- Me felicitó Belinda aquella noche cuando, como cada ocaso, acudí a nuestro secreto encuentro.
-No bromees...
-¿Por qué? Si hasta en cierto modo es gracioso.- Rió.- No la quieres al igual que a mí sí me sigues queriendo.
-Pero ella es tu jefa, tu señora, incluso tu amiga.
-¿Y tú? ¿Qué eres? ¿Mi amigo? ¿Mi enamorado? ¿Mi amante?
-Todo.- Y quizás si nunca hubiésemos tenido aquella conversación , si yo no hubiese dejado a Mo medio dormida en su alcoba y si no hubiera besado por primera vez a Belinda en aquel instante; quizás entonces no estuviese recordando. Pero alguien convirtió esos "quizás" en hechos que ni el fuego quemó, ni la lluvia borra.
-¡Truán! ¡Mentiroso! ¡Embustero!- Las lágrimas corrían, como una fina y lúgubre lluvia plateada de verano, por el rostro de la madre de Mo.
-Déjame esplicarte Shalit...-Intenté explicarle.- Pero no atendió a razones.
-¿Explicar el qué? ¿Explicarme que Mo te vio engañándola con esa cualquiera a la que creía su amiga, la misma noche de vuestra boda? ¿Explicarme cómo pudo subir a lo alto de la torre y avalanzarse al vacío intentando recoger el viento? ¿Exlicarme las baldosas al pie del muro que están manchadas con su sangre? La sangre de mi hija..
Eran exclamaciones, gritos, rabia... eso era el monólogo de aquella mujer desesperada. Pero yo nunca amé a Mo, todo fueron papeles, acuerdos, compromisos obligados. Aquel atardecer Mo se deslizó de su cuarto al bosque, me encontró, lo escuchó todo y... y... Mo era una muñeca rota.
Antes de que Shalit descargara su ira contra Belinda salí de allí y la encontré y la besé... pero llegué tarde ¡Maldito beso! Su cuerpo se disipó como niebla entre el viento y las hojas secas. Entonces Shalit hizo su aparición entre los árboles, como un fantasma se deslizó por la tierra hémeda casi flotando, hasta mí, hasta estar tan cerca de mí que cuando pronunció la primera palabra olí su aliento, se me heló la sangre, me quedé sin voz.
-Dime... Solo dime... ¿Qué es el amor?...El amor, querido, es un juego. El amor es un juego de dos piezas: el deseo y el odio. Es un juego con tres movimientos: besar, quemar y acabar. Es un juego que creemos un abrazo cálido, al igual que a un niño calienta una hoguera... antes de quemarse. El amor, querido, es bello como la llama hermosa e hiriente que se eleva al seno de la noche, ciertamente bello... siempre que no nos aventuremos a darle la mano. Mas el amor, sin reglas, sin metas, sin desafíos.., es sobre todo un juego de dos piezas. Un jugador más y el amor se volverá tan irreal e inatrapable como el humo; tan frágil como la ceniza antes de tocar el suelo. Y como todos los juegos, el amor acaba, sin embargo tu partida será la excepción, querido mío...
Y en ese momento lo supe, estábamos malditos. Como si nada mi vida era ahora una maldición, y Belinda mi magia...
Tal frío sentí cuando Shalit se fue y me quedé solo en aquel lugar, sin Shalit, sin Belinda, sin sueños, sin ilusión... que no pude ni llorar su ¿muerte?
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OVER AGAIN- Niall Horan
Paranormal"Veo sus cenizas esparcirse a mis pies, volando en miles de motas de polvo que resplandecían con los últimos rayos del crepúsculo.Mis labios aún quemaban con la esencia de los suyos y sentía las lágrimas que nunca saldrían de mis ojos arder en ellos...