En el patio de Pandora

Capítulo 2. Hotel California

31 Décembre 2022, 23h30

El público joven y menos joven de Estados Unidos estaba hipnotizado frente a su televisor esa noche. Los canales de noticias ininterrumpidas y las redes sociales transmitían en directo el evento más esperado del año. La mítica bajada de la Bola de Times Square compartía el estrellato de la pantalla de la noche con otro suceso, la final del programa de telerrealidad que había sacudido todos los códigos del formato.

Californian Governor Academy buscaba explotar una mina de oro, que era el fruto de una mezcla rara de dos géneros, el de las estrellas de las redes sociales con el del mundo de la política. El ganador del programa en cuestión podría presentarse directamente a la elección de Gobernador del estado de California, siempre y cuando consiguiera en el concurso, más de la mitad de los votos equivalentes a la población del estado. Aquello lo convertiría en el virtual ganador de las próximas elecciones, que tendrían lugar dentro de tres meses. Para formar parte del programa, además de las condiciones legales para acceder al puesto de Gobernador, se pedían tres condiciones. Tener al menos 18 años a la fecha de la candidatura oficial; tener un expediente limpio de todo tipo de condena o acusaciones; y la más extravagante, ser parte de los influencers más seguidos del estado.

El partido demócrata había logrado conservar en las urnas el puesto de gobernador de manera ininterrumpida desde 1998. Sin embargo, la ventaja numérica se había ido erosionando en los últimos años. El último par de gobernadores no habían terminado sus mandatos, ambos habían destituidos. Ésto sin contar el traumático espectáculo de las elecciones presidenciales de 2020, que habían dejado grandes llagas aún abiertas entre los votantes republicanos y demócratas.

La desconfianza de la población de los Estados Unidos y del mundo entero para con sus gobernantes, nunca había sido tan alta. A un nivel, que el sentimiento general era, que un candidato que fuese producto del medio del culto al like virtual, no podría ocasionar peores estragos que los mismos de siempre. Al menos, el candidato ganador de este experimento, podría beneficiarse de la adhesión sincera del público. Su vida sería conocida hasta en los detalles más insignificantes. El público sabría a qué hora se levantaba cada mañana, los deportes que practicaba y sus últimos ligues sentimentales. Sus gustos alimenticios y de ropa eran perfectamente conocidos. Y por supuesto, también se conocerán sus convicciones sobre el cambio climático, los temas sociales, así como sus opiniones sobre la existencia de los extraterrestres o la forma real de la Tierra.

Estas elecciones serían primordiales para estimar la evolución de la democracia americana e internacional. Razón por la cual, el programa absorbía un interés cada vez mayor en todo el país, a pesar de tener un resultado inmediato meramente local.

La aventura había comenzado con diez participantes hace dos meses y medio. Venían de orígenes diversos, como el mundo de la moda, deporte, cine, música y demás. El número de sus perfiles de Instagram, Twitter, TikTok y otros, juntos, sumaban cientos de millones de followers alrededor del globo. El de mayor edad tenía unos treinta años y los más jóvenes cumplirían 18 en unas semanas. Un onceavo candidato había caído por accidente en el concurso, gracias al abandono de uno de los diez iniciales. Las razones de su partida nunca salieron a la luz. El candidato comodín, para sumar un poco de amarillismo a la situación, había sido elegido por medio de una lotería en las redes sociales. Era un total desconocido del público. Aquello pimentaría un poco más el concurso, sin poner demasiada presión en los otros candidatos que llevaban varias semanas en la academia. Estratégicamente se trataba de un candidato de relleno.

El show tenía como escenario una magnífica mansión ubicada en Yerba Buena Road, en las colinas de Malibú, al norte de Los Ángeles. Este lugar protegido de los cámaras y las bambalinas de las residencias de los ricos y famosos que se encontraban en el sector de la playa. El jardín brindaba una vista fantástica de un horizonte infinito, que dominaba el Océano Pacífico mientras éste sacudía la costa una y mil veces, sin cansancio. La mansión había sido remodelada específicamente para el programa, para brindar zonas donde los candidatos pudieran recibir clases sobre el arte de gobernar.