II

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Todos los días debe subir la mediana montaña que, dependiendo de la época del año, tiene bellas flores en la primavera, enormes árboles que dan sombra frente al sol del verano o toneladas de nieve por cada centímetro cuadrado en el invierno. El cosaco se dispone a salir en busca de su nueva amada, Marusia. Recorre la montaña ya descrita que separa su casa de la iglesia. Cuando ve la iglesia desde lejos, unos llantos terribles se hacen cada vez más agudos por cada paso que da.

- Entra humilde cosaco, ha habido un terrible accidente con la bestia de esta montaña. Un buen hombre ha muerto a manos de una fiera y lo único que ha dejado son restos de su cabeza – dice el pope a triste pesar.

Las mujeres parecían ser las hermanas del difunto. Lloraban amargamente mientras se tiraban contra el féretro del muerto.

Nesterka pide permiso para abrirlo y ver los restos del muerto. El pope con ayuda de otro sacristán abren el féretro del muerto. El cosaco ve los pocos restos demacrados que solo quedaban de la cabeza. ¿Cómo podía haber tanta diferencia entre el tamaño de los retos y el féretro?

Se acerca y contempla fijamente los rasgos de la cara. Le recordaba a alguien. Le recordaba al joven apuesto que habló con Marusia.

- Esta montaña debe tener una maldición, la bestia que habita en este maldito lugar está matando cruelmente a los hombres más bellos y fuertes de nuestro pueblo. Uno de ellos mi hermano quien únicamente ha pecado por salir de noche a esta temible montaña – le explica una de las hermanas del difunto y añade dirigiéndose al pope - Si sigue todo esto así, nadie vendrá a esta iglesia. Limpia la montaña de esa maldita bestia.

La bella popevnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora