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Jaemin
Hey
Renjun
¿Estás en casa?

Renjun
Estoy haciendo las compras
semanales de víveres
Llego como en media hora
¿Por qué?
¿Ocurrió algo?

Jaemin
Llevo pastelitos
Y café
Y té de jazmín para ti
Y mi laptop para ver películas
¿Te parece un buen plan de
sábado por la mañana?

Renjun
¿Quién eres y qué le hiciste a Nana?

Jaemin
Es un sí para mí
Oh, voy a recoger mi pedido
Te veo en media hora♡

[🌈]

En momentos como esos Renjun necesitaba que alguien le pellizcara y le hiciera volver a la realidad.

¿En serio Jaemin estaba dispuesto a faltar a la fiesta de Ningning para pasar tiempo con él?

Vaya, eso era nuevo.

Por más que le gustara Jaemin tenía que comportarse con seriedad y cautela, no porque fuera su crush tendría que tenerle confianza, no después de todo lo que hizo para llamar la atención de Lami y suya.

Dejó salir un suspiro justo cuando se encontraba en la caja registradora pagando por lo escogido, al menos le llevaría té de jazmín.

El camino a casa fue muy corto, y eso lo agradecía porque tenía que caminar dos cuadras para llegar al complejo de departamentos y podría descansar sus pies después de una atareada mañana después de ir al salón de belleza a cambiar el color de su cabello e ir de compras. Le dolían sus pies por tanta caminata, y el andar usando zapatos nuevos le estaba cobrando factura.

Cuando estuvo en el pasillo que dirigía a su puerta pudo divisar a un demasiado atractivo rubio (casi peli blanco) que llevaba su celular en una mano y en otra una caja bastante grande de color pastel. Jaemin iba a causarle un ataque a su corazón si seguía luciendo así de guapo.

— ¡Hey, Nana!— saludó el más bajito agitando su mano en donde llevaba las llaves de su departamento.

Jaemin guardó su celular y con un movimiento ágil besó la mejilla del ahora peligris, posteriormente tomó las bolsas que cargaba y se acercó de nuevo a la puerta.

— Luces muy bonito, Injunnie— sonrió sin mostrar sus dientes y esperó pacientemente a que Renjun recapacitara y abriera la puerta. Pasaron varios segundos para que lo hiciera.

Dejaron las cosas en la barra de la cocina y suspiraron por el calor infernal que hacía en Seúl.

— ¿Puedo abrazarte?— la pregunta del más alto logró descolocar al peligris. No veía el problema, pero le parecía raro que preguntara para hacerlo, terminó asintiendo.

Na se acercó y envolvió el delicado cuerpo de Huang, permitiéndose aspirar el aroma a bebé y vainilla tan característico de él. Renjun colocó sus manos alrededor de la cadera del rubio y colocó su rostro justo a la altura de su corazón, el cual latía desenfrenado, haciendo reír al más bajito.

— Fui un idiota— admitió acariciando las ligeramente ásperas hebras del extranjero, dejándose llevar por sus sentimientos comenzó a contarle todos los pensamientos que había sufrido desde su plática con Doyoung y Jaehyun.

» Me gustas muchísimo y sé que te gusto, o al menos eso espero— soltó una risita llena de vergüenza—, quiero tener el privilegio de ser novio de una persona tan brillante, pero primero quiero hacer las cosas bien. Quiero enamorarte aún más, quiero consentirte y demostrarte lo mucho que vales.

El asentimiento de Renjun hizo sonreír a Jaemin, quién estaba muy embobado acariciando los cabellos recién teñidos del chiquillo.

— Si me lo permites, mañana te llevaré a una nueva galería de arte que pusieron cerca del colegio.

— ¿Podemos ver una película romántica?— la vocecita de Renjun salió ahuecada por la posición en la que se encontraba.

— Lo que tú quieras, aquí tienes a tu tonto.

Duraron unos segundos más brindándose calor corporal antes de guardar los alimentos en la nevera y en la alacena, después de aquello, se acomodaron en el pequeño sofá del extranjero.

— ¿Diario de una pasión?

— Ya la ví muchas veces.

— ¿Yo antes de ti?

— Hoy no quiero llorar.

— ¿El espacio entre tú y yo?

— ¿Acaso esa es un insinuación?— el más bajito arqueó una ceja logrando arrancar una carcajada del rubio que estaba bajo su regazo.

— ¡Es una película!— la exclamación del coreano hizo reír de manera bajita al chino— Pero si quieres puede serla.

Renjun negó sintiendo sus mejillas colorearse de rosa.

— Mejor veamos la película.

Na asintió colocando la película en su portátil, aprovechando la cercanía que tenían para rodear la cintura del dueño del departamento, dejó un casto besito en su mejilla haciendo temblar al chiquillo que tenía sobre sus piernas.

— ¡Yah! ¡Jaemin!— el regaño de Huang sonaba a nervios y vergüenza, lo que solo hizo sonreír más al mencionado.

Tal vez se habían comido los pastelitos antes de tiempo porque a media película el estómago del menor gruñó con fuerza, logrando asustar al otro chico que volteó a ver al rubio con ojitos abiertos más de lo normal.

— ¿Oops?

[🌈]

Las calles estaban llenas, y con justa razón lo tenían que estar. Era sábado y era el día en que mayor número de ventas había.

— ¿Qué se te antoja?

— Tú— murmuró el menor queriendo que el contrario no lo escuchara, quiso huir cuando su hyung lo veía con sorpresa.

— Mmm, yo quiero mandu— sonrió el peligris antes de iniciar a correr en dirección a su restaurante favorito ubicado en esa zona.

A Jaemin no le quedó de otra más que correr detrás del extranjero que puso su mundo de cabeza.

no homo ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora