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Las vidas de la pareja interracial parecían tomar un muy buen rumbo.

Algo de lo que no le gustaba a Renjun hablar fue que huyó de casa tras salir del armario como homosexual en una cena familiar. Esa noche su familia conservadora lo miró con asco y decepción, puesto que ya tenían planes para emparejarlo con la hija menor de los Situ.
Huyó de casa y se cambió a un pequeño departamento cercano a su institución. No supo si alegrarse o llorar cuando se enteró que los señores que le dieron la vida volvieron a Jilin.

Pero ahí estaban frente a él en ese mismo instante. Tres años sin comunicación, sin darle dinero para su manutención y sin importarle los problemas de salud mental que había tenido.

¿Con que osadía se atrevían a presentarse frente a su departamento?

Estaban sentados en el sofá viéndose en silencio, Renjun solo podía maldecir porque claramente sabía que Jaemin iría a su departamento para cenar juntos, como se había hecho una costumbre.

— ¿Qué hacen aquí?— el frío tono de Renjun fue lo primero que se escuchó después de ese largo e incómodo silencio.

— Queríamos ver a nuestro hijo.

— Lo están viendo, ¿no?

La señora Huang carraspeó interrumpiendo la mala mirada que su esposo le dirigía a su hijo.

— ¿Qué ha sido de tu vida?— la dulce voz de la señora hizo doler la cabeza del menor.

— Este año es mi graduación y acabo de presentar solicitud en varias universidades de bellas artes.

Oh, si algo le molestaba al padre de Renjun eran sus sueños. Veía el arte como algo inútil que no serviría de mucho en un futuro, algo que no le daría de comer y como solo un pasatiempo.

— Y también tengo novio— sonrió grandemente al observar las muecas de espanto de los señores que se hacían llamar sus padres.

— ¿Al menos eres el de arriba?— esa fue la primera vez que su prima hermana habló.

Renjun soltó una risa nasal.

— Soy virgen, pero me identifico más como el de abajo.

Justo cuando el señor Huang estaba levantándose de su asiento el timbre sonó, poco después se abrió la puerta.

— Sigo olvidando que tengo las llaves— la grave voz de Na calló al observar a dos intrusos dentro del departamento de su novio.

Jaemin dejó sobre la mesa las cajas de pizza y se adentró a la sala en donde no se sentía del todo recibido por dos adultos que ni siquiera eran los dueños del departamento, además se sentía intimidado por la intensa mirada de la chica rubia frente a él.

— Na Jaemin, un gusto— una corta reverencia después se sentó a lado del pequeño chino que llevaba una sonrisa en labios.

— ¿Eso es todo?— la pregunta del ahora pelirosa distrajo a los señores de sus pensamientos— Porque me están quitando un poco de tiempo de calidad con alguien que si me apoyó cuando recién me sacaron de casa.

— ¿Por qué sales con él?— la prima de Renjun habló, recibiendo una risa por parte de la pareja.

— Fácil, me gusta Renjun.

Jaemin dejó un besito en la mejilla del chinito.

Eso fue suficiente como para que el padre de Renjun saliera del departamento, su madre y prima lo siguieron sin siquiera decir un adiós, dejando a la pareja sola, justo como querían.

— Tu familia es muy intensa— murmuró el peliazul tomando la cintura de Renjun entre sus manos, logrando que el extranjero se sentara con sus piernas a lado de las caderas del alto.

no homo ; renmin ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora