Washington D.C.
Oficina Federal de Investigación
10:45 amEl intenso tono ámbar del líquido contenido en los espacios del vaso recortado y regordete comenzaba a decolorarse, diluyéndose entre los ríos de agua transparente desprendidos por los hielos navegando en su interior, por un período demasiado extenso.
Sosteniendo levemente el cilindro de vidrio entre sus dedos, mantenía su mirada perdida en el fondo del mismo. En ocasiones como estas, acostumbraba beber, prefería perderse en la intensidad embriagadora que este líquido le brindaba, en vez de ahogarse en la profundidad de sus ojos marinos y los sentimientos que estos desataban.
Hoy, en particular, ni siquiera quería olvidar, ni siquiera quería pretender que lo intentaría, sólo quería permanecer en algún lugar lejano a su presencia, lejano de su magnetismo, lejano del dolor que significaba saber que no podía merecerla, protegerla o tenerla.
Su ira aún nublaba por completo sus sentidos, bloqueando razonamientos coherentes. Aún no podía comprender como ella había sido capaz de irse con ese hombre que tanto daño les había causado, que tanto sufrimiento había infringido para sus almas y sus cuerpos. Como había sido capaz de creerle, y peor aún, como había sido capaz de ponerse en semejante riesgo, sola, desprotegida y sin él.
Esa era la parte que realmente lo descontrolaba. Se había ido sin avisarle, sin incluirlo y sin brindarle ningún indicio de su locación o destino, como tantas otras veces él lo había hecho con ella. Aunque escuchó sus alegatos hasta el cansancio, de cómo y cuando le había notificado de su paradero, nunca habían llegado a él, ni uno solo de los mensaje y eso realmente lo aterró más que cualquier conspiración a la que haya resistido.
Si algo llegara a pasarle, si su seguridad se viera comprometida una vez más por las decisiones que él había tomado o dejado de tomar hace varios años atrás, si su felicidad se viera opacada por su presencia nuevamente, su destrucción sería eterna.
Demasiado aturdido en el hervidero de sus miedos, perdido y extraviado en su propio infierno destructivo y devastador, ignoró intencionalmente toda posibilidad de aceptar conscientemente la presencia de otro ser vivo a su lado. Nadie le importaba, absolutamente nada. Solo ella.
~ No encontrará las respuestas en el fondo de aquel vaso...
Alertado por el timbre de voz ronca y áspera trató de controlar todos sus impulsos para no de dejar escapar su ira sin control.
~ No me interesa nada de lo que tenga que decir ~ dijo Mulder tajante sin mirarlo.
~ ¿Ni porque involucre a una hermosa mujer de cabellos rojizos?
~ No se atreva acercársele ~ musitó Mulder apretando los dientes de rabia y aniquilándolo con la mirada.
Visiblemente admirado por la reacción del agente, entornó sus labios dibujando una sonrisa maliciosa de medio lado.
~ No debería exaltarse... no es bueno para su salud...
~ Diga lo que quiere decir y deje de escupir su veneno maldita serpiente ~ inquirió Mulder apretando el vaso más de la cuenta.
~ ¿No cree que todas las cosas pasan por una razón?
~ Creo que voy a golpearlo si sigo escuchando sus estúpidos razonamientos
~ Es irónico... pero nos parecemos más de lo que piensa...
Mulder abrió los ojos expectante ante tal insulto.
~ ...padecemos la misma enfermedad... ~ comentó el hombre de cabello gris y de apariencia desmejorada.
~ ¿Le parece irónico? ~ musitó Mulder indignado