Las cuatro estaciones ♛ Maylor

🌼Segunda parte: "Primavera"

—Comencemos con que Antonio Lucio Vivaldi fue un...

     —Brian —le interrumpe Roger—. También sé quién fue Vivaldi, ¿podrías sólo decirme en qué... me parezco a su canción?

     El rizado ríe nerviosamente, pues ése comentario sería sin dudas dicho, sin embargo él y su amor a la música no le permitieron evitar desear compartir sus conocimientos con su compañero de escenario.

     —Claro, lo siento —dice como puede, y continúa—. Las cuarto estaciones de Vivaldi empiezan con Primavera.

     —¿Y de qué trata la Primavera? ¿De flores, alegría y colorcitos? —pregunta, y el mayor vuelve a reír, mostrando sus peculiares colmillos que le provocan algo de ternura al más joven, cosa que seguramente nunca admitirá.

     —Algo así —responde, compartiendo nerviosamente lo que sabe con el chico—. La primavera es muy esperada por todo el mundo; incluso por los animales y la naturaleza en sí.

     —¿La naturaleza?

     —Sí—. Asiente con la cabeza—. Los árboles, las flores, las plantas. En las cuatro estaciones, la primavera es demasiado especial para todos, ¿y sabes por qué?

     —¿Por qué? —inquiere, y Brian se acerca a su oído para susurrarle.

     —Porque hace feliz a cualquiera, Roger. Digamos que la Primavera es el momento perfecto para cualquier cosa; por eso es tan mágica, porque... Porque tiene un brillo único que le sonríe a quien tenga un problema. El viento vuelve insignificantes las situaciones negativas y, lo mejor de todo es que, cuando la Primavera llega, es imposible estar triste. Sólo cuando se va, y ni siquiera así, porque de alguna manera todas las estaciones están conectadas entre sí.

     —Cuéntame más —murmura, con una sonrisa y curiosidad demasiado angelicales.

     —Pues, verás, las cuatro estaciones están basadas en un soneto propio para cada una, ¿sabes? Y en el de Primavera se menciona lo emocionada y feliz que está la gente por la llegada de la misma ya que ésta es demasiado fructífera y... —suspira, admirando los resplandecientes azules ojos que solo Roger posee—. Preciosa.

     —¿Y me puedes explicar qué tengo que ver yo con todo eso que me dijiste? —pregunta, y Brian ríe al notar que su indirecta ha sido en vano.

     —¿De verdad no lo sabes?

     —No, no lo sé. ¿Me lo dirías?

     —Sólo quiero que sepas algo —se acerca un poco más al rostro del rubio, sin embargo, mantiene cierta distancia entre ambos. Toma un poco de aire y dice—: Tú eres mi primavera, Roger.