❄️Quinta parte: "Invierno"

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Brian sonríe, porque por primera vez en toda esa boba pero linda improvisación es Roger quien ha dicho algo bonito para él.

     —Yo sería cualquier cosa para hacerte feliz, así que sí —susurra y su compañero sonríe, quitando la cabeza de su hombro y retrancándose en el sofá de cuero color vino.

     —Sólo queda Invierno, ¿no? —pregunta, y una pizca de desilusión bastante perceptible acompaña a su voz.

     —Sí. Invierno... Invierno obviamente tiene mucha nieve; suave y bonita al tacto —dice, acariciando sin poder contenerse la mejilla de Roger, la cual adquiere un tono ligeramente rosado—. En fin, habla de la gran cantidad de frío que hay, y que todos tiemblan por lo mismo.

     —Es bastante comprensible —responde, acunándose en la mano de Brian que aún permanece en su rostro.

     —Sí, las narices de todos se ponen rojas cuales rosas —añade, moviendo su extremidad de la mejilla hacia la nariz de su amigo, dejando un suave golpe que a este último le causa una pequeña risita acompañada de un sonrojo más evidente—. Los brillantes copos de nieve y algunas hojas de los árboles hacen tranquilos bailes para después caer al suelo con lentitud. También menciona lo feliz y agradable que es estar en casa junto a la chimenea cuando afuera la lluvia cae con nula piedad. Y, finalmente, Vivaldi termina con un "Esto es el Invierno, sí, pero cuánta alegría nos brinda".

     —En conclusión, ¿el Invierno es... bonito pero desastroso?

     —Sí, sobre todo por las tormentas, frío y caídas que causa, sin embargo es precioso a la vez, porque nos recuerda lo magnífico que es poder estar protegidos de eso gracias al calor que brinda un hogar.

     —¿También soy tu Invierno? —inquiere con inocencia, y Brian se atreve a dejar un pequeño beso en su frente.

     —Tú eres mis cuatro estaciones, sólo si deseas serlo.

     —Deseo serlo —responde, atontado por la cercanía. Levanta un poco la vista y se encuentra con la profunda mirada del más grande apreciándole—. Hazlo —susurra a escasos centímetros de su boca, tanto así que el otro puede sentir su aliento chocar contra el contrario.

     —¿Hacer qué? —pregunta con normalidad a pesar de que sabe perfectamente a qué se refiere, sonriendo sin poder evitarlo.

     —Sabes de qué hablo. Hazlo —insiste con seriedad. Brian sabe que, si no lo hace ahora, probablemente nunca más podrá llevarlo a cabo, por lo que sujeta suavemente el mentón del rubio, acaricia su mejilla de manera sutil, y con demasiada timidez y nula experticia, acerca ambos labios y los une con lentitud.

     Es un sabor dulce y, extrañamente, muy afable para los dos. Los movimientos son siempre lentos, pues el deseo de que ese beso sea eterno les nace e incrementa sin control en el corazón, sin embargo, saben que tienen que separarse cuando escuchan los aplausos de sus compañeros, el telón cerrándose y los pasos de alguien dirigiéndose hacia ellos. Mas no se separan. Ninguno quiere hacerlo porque están disfrutando de ese tan anhelado y calmado tacto.

     Roger muerde el labio de Brian con una fuerza tan dolorosa que al afectado no le queda más que separarse, mirándolo confundido pero entendiéndolo todo cuando observa a su maestro de teatro enfrente suyo.

     —Lo han hecho perfecto —afirma con euforia—. Fue una increíble interpretación e improvisación. Me alegra que hayan usado lo aprendido en clase para hacer más creíble su proyecto aprobatorio.

     —Gracias, profesor —responde Roger, pues el más alto todavía está algo aturdido por todo lo ocurrido—. Supongo que aprobamos.

     —Con un diez —dice, y Brian cree que le explotará el rostro de tanto sonreír—. Deberían considerar ser pareja —bromea y, tras reír, se marcha.

Las cuatro estaciones ♛ MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora