Capitulo IX

65 5 54
                                    

Días han pasado desde aquel acontecimiento con Luis. Día tras día, he practicado con Elissa.

Brent se ha propuesto a ignorarme cada vez que me ve.

- Sofía ¿Puedo pasar? - tocó la puerta de Sofía.

- Si pasa cariño. - Dice.

- ¿Cómo estás? - Le digo, sentando me en su cama.

- Bien cariño, ya quiero regresar a casa ¿Y tú? - Pregunta.

- Igual que tú, extraño a mamá y a mi hermano - digo con una sonrisa triste.

- Pronto saldremos de aquí, y podrás estar con tu familia. - Me abraza.

Pequeñas lágrimas caen por mi mejilla, y la abrazo sollozando.

- Se fuerte Alena, lo que se aproxima es peligroso. - Me dice.

La miro un poco extraño - ¿A qué te refieres? - Pregunto.

- Muchos aquí piensan, que la orden oscura los está protegiendo de su muerte, pero no es así. - Dice. - Tener a Demonio de enemigo es peligroso, yo hasta temo por mi vida y la de mis hijos. Y ahora temo por tu vida Alena.

No sé que decir, Sofía habla de Demonio, como si lo conociera de años.

- Nada nos pasará Sofía, tenlo por seguro - Le digo.

- Cuídate mucho Alena - Dice

- Lo haré - Le di una sonrisa y salí de la habitación.

Esas palabras de Sofía me dejaron pensativa. Bajo al gimnasio a practicar un poco y sacar todo el estrés que tengo desde hace días.

Ahí me encuentro golpeando un saco de boxeo.

Elissa entra al gimnasio con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Y tú por qué tan alegre? - Le pregunto.

- ¡Nos vamos hoy de esta porquería! - Dice alzando sus manos.

Siento ganas de llorar de la emoción, tenemos 3 semanas aquí encerrados cada uno. Por fin volveré a ver a mi madre y a André.

Elissa y yo salimos del gimnasio y nos dirigimos a la sala, dónde se encuentran todos.

- Ya hoy podemos volver a nuestra vida normal, pero eso sí, cualquier atentado háganmelo saber - Dice Brent evitando mi mirada.

- ¿Algo pasa entre tú y Brent? - Pregunta Elissa.

- No, solo somos compañeros de la orden, como cualquier miembro de aquí - Aseguro.

Salimos todos de la casa de Refugio, y cada uno se va en camionetas diferentes.

Camino a la camioneta de Esteban - ¿Esteban me puedo ir contigo? - le pregunto.

- Si nena, súbete - Me dice.

Al subirme a la parte de atrás de la camioneta, Brent se pone al frente de mi camino - ¿A dónde vas? - Pregunta

- A mi casa, ni modo que a la tuya imbécil - Le digo.

- Si quieres ir a la mía, por mi no hay ningún problema - Dice con una sonrisa pícara.

Hijo de puta, ¿Por qué Dios lo hizo tan lindo?

- Me ignoras por una semana, ¿Y pretendes que vaya a tu casa? Idiota. - Le digo.

- Lo de ir a mi casa era una broma - Una risa sale de sus labios.

Mal nacido.

- Como sea, ya me voy, Adiós. - Intento de subirme a la camioneta, pero Brent me jala del brazo. - ¿Que haces imbécil?

Sin LímitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora