La 1° orden: Los sueños rotos

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Izuku corrió por los pasillos de la escuela. Tenía que escapar y esconderse de Katsuki. Desde hacía muchos años se había ensañado con él, siempre lo maltrataba y se burlaba junto con sus amigos, por lo menos, así fue desde que fue diagnosticado como un Sin Don.

El hecho de saber que nunca tendría un don no sólo le rompió el corazón, sino que hizo que Katsuki se fuera alejando de él poco a poco, hasta llegar al punto de maltratarlo, insultarlo y rebajarlo constantemente.

Pero esta vez Izuku sintió algo diferente a la ansiedad habitual que sentía cuando estaba cerca del otro. Ésta vez, todo su ser quería estar a su merced y pertimitirle hacer lo que quisiera con él.

Con horror se dió cuenta, antes de tiempo, qué era lo que estaba pasando. Katsuki sólo lo había mirado. Pero esta vez, su mirada tuvo el poder de una Mirada Dominante. Izuku quedó helado por un momento antes de salir corriendo del salón, justo con el sonido del timbre que indicaba el comienzo del receso.

Todavía era pronto para realizar los análisis para saber si él sería un Dom o un Sub, pero por la reacción que tuvo ante la Mirada de Katsuki, era más que obvio para él que su resultado sería Sub. Su cuerpo y mente necesitarían la dominación, la manipulación y la protección que sólo un Dom podía dar. También, era más que obvio que el resultado de Katsuki sería Dom.

Desesperado, intentó encontrar un lugar alejado donde poder esconderse y no volver a salir hasta el final del día cuando supiera que ya todos se hubiesen ido, por lo que decidió meterse en la bodega del gimnasio, ya que ese lugar no volvería usarse durante el resto del día. Unos minutos después escuchó el lejano sonido del timbre, un poco más aliviado, se concentró en su respiración para calmarse y poder descansar en el lugar solitario que había encontrado.

La puerta de la bodega se abrió de pronto, Izuku se sobresaltó pero, atontado por la luz del sol, se quedó observando la oscura figura que allí se encontraba. No pudo reconocer quién era, el brillo se lo impidió, por la altura sólo pudo saber que no se trataba de un profesor.

—¡Por fin te encontré, Deku!—la rasposa voz de Katsuki resonó por la bodega, amenazante.

—¡Ka-Kacchan!—Izuku se paralizó, el pánico comenzó a crecer en su interior. No sabía qué hacer, su ansiado "lugar seguro" acababa de transformarse en un lugar inseguro y sin salida, una "jaula".

—¡Acaso creíste que te ibas a poder esconder, maldito nerd de mierda!—no hubo respuesta, sólo se podía escuchar una respiración entrecortada.

—¡Hasta te creíste que no me había dado cuenta! ¡Jajajaja! ¡No sólo eres un Sin Don! ¡También eres un Sub!—El tono cruel con el que hablaba Katsuki estaba llevando a Izuku al borde de las lágrimas. Realmente sonaba como si lo odiara.

Katsuki le lanzó una Mirada a Izuku, un pequeño gemido pudo escucharse. No era una Mirada demasiado dominante pero si lo estaba afectando.

—Un Sub, Sin Don. ¡Eres lo más bajo de esta sociedad!—Esas palabras fueron la gota que derramó el vaso. Izuku, había pasado de la ansiedad al enojo, no podía creer que Katsuki le hubiese dicho eso. Que él, la persona que alguna vez fue su mejor amigo, le hubiese dicho esas palabras de una forma tan cruel lo había herido en lo más profundo de su ser.

—¡Estúp-!

De rodillas—. La orden llegó a Izuku con más dominio del que podía soportar, no sólo cayó de rodillas con fuerza, sino que casi se derrumba en el suelo. Unas enormes lágrimas redondas comenzaron a mojar las baldosas. Sus sollozos eran cada vez más fuertes.

—¡Kacch-!

Callado—. Izuku se quedó mudo. Por más que quisiera nada podía hacer, estaba atrapado en sumisión, dominado por instintos que aún no podía controlar.

Katsuki se acercó y tocó la mejilla de Izuku, deslizando su dedo por todas sus pequitas. Su mente corría a mil por hora, estaba asustado porque el otro tenía el poder de dominarlo y violarlo si así lo decidía. Aunque, a la vez estaba emocionado por eso, su instinto sumiso hacía que su corazón se hinchara expectante ante esa posibilidad.

Izuku inclinó un poco la cabeza buscando más contacto de aquella cálida mano, pero su rostro no encontró nada. Katsuki ya no lo estaba tocando.

—Mira lo patético que eres. No somos nada y ya te me estás entregando. Seguro que ese toquecito ya te excitó—. Sonaba enojado ésta vez. La situación lo había superado, después de todo, no estaba dispuesto a terminar correctamente lo que había comenzado.

—¡Tu no eres digno de mi, maldito Sin Don! Ahora, ¡Quieto!—. Izuku quedó paralizado en el frío suelo de la bodega mientras Katsuki cerraba la puerta del lugar con candado.

Era viernes, y ese lugar no se volvería a usar hasta el lunes.

De rodillas [KatsuDeku - Dom/Sub]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora