🔭||Judío

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Roger quería escapar. Irse lejos de ese lugar. Correr hacia el bosque. Prefería morir comido por lobos antes que estar un segundo más en esa cabaña junto a él.

Observó como la mano de ese hombre fue bajando al no corresponderle el saludo.

Quedaron sumidos en un silencio demasiado incómodo. El rizado se sintió un poco mal al no ser correspondido. Solo quería ser educado y saludar. Quizás al chico no le gustaba saludar de esa manera. Entonces... ¿Cómo lo saludaría? ¿con un abrazo?, ¿con un gesto de cabeza?, ¿con un beso en la mejilla?. Tal vez el rubio era como los demás, que simplemente no quería tratar con el por ser judío. Si, está seguro de eso. Ademas, era hijo del prestigioso Michael Taylor. De todos modos, ya estaba acostumbrado a ser ignorado. Uno más no era problema.

—¿Quieres ayuda?. —Preguntó dudoso Brian, llevando su vista a las maletas que cargaba el rubio.

No obtuvo respuesta.

—No molesta llevar maletas. Yo cumplo la tarea de ayudar a ti. —Volvió a intentar. Pero el rubio ni se inmutó. Se estaba poniendo nervioso y esa mirada inquisidora no lo estaba ayudando para nada. —Quizás quiere una-

—Lo único que quiero es que te alejes de mi. Te quiero lejos. Quiero que te vayas ahora de mi casa. —Habló con firmeza Roger.

Brian lo miró atónito.

¿Acaso lo estaba echando de su casa?.

—Yo ayudo. No puedo irme. Cumplo con trabajo. —Dijo, firme también.

Roger frunció el ceño.

—No me importa. Te dije que te vayas. —Roger estaba furioso. Quería echarlo a patadas. Quería que se fuera. No lo necesitaba. No lo quería ahí. —No necesito a un maldito judío para que me ayude en mis cosas. Yo puedo sólo. No te necesito ¿entiendes?. Si no te vas en los próximos minutos, te voy a sacar a las patadas de aquí, ¿oíste?. Yo no me relaciono con alimañas como tú.

—Yo ignoro lo que dices. Solo quiero llevar las maletas, ¿Por favor?.

—¿Por qué simplemente no te largas a tu habitación y me dejas sólo de una maldita buena vez?.

La próxima acción del rizado lo tomó por sorpresa.

El judío tomó sus maletas sin su permiso y empezó a subir las escaleras hacia la planta de arriba. No le interesó nada de lo que dijo. Lo ignoró completamente. Y quería matarse porque el solo se quedó ahí parado sin siquiera protestar por tal acto de atrevimiento. ¿Quién se creía ese judío para tomar sus maletas y llevárselas sin su permiso? ¡El solo puede llevarlas!. No es debil. Ademas, ¿por qué habla así? Parece un niño de 3 años aprendiendo a balbucear frases incoherentes. Quizás era un ignorante.

Observó como el rizado bajaba las escaleras y se aproximaba a el. Oh no, eso sí que no. Se apresuró a caminar lejos de la puerta e irse a cualquier otra habitación. No conocía esa cabaña, no era grande, pero tampoco era pequeña. Mediana por decirlo así. Apresuró su paso y llegó a una habitación que al parecer era una clase de comedor. Había una mesa redonda y varias sillas al rededor. Y un mueble que supuso que era para guardar cosas como vasos y vasijas. Quizás puede esconderse ahí. Pero cuando abrió la alacena, una mano grande la volvió a cerrar con cuidado.

—No entres. Hay polvo, puedes resfriar.

Roger pudo sentir la respiración del mas alto en su nuca, el estaba de espaldas y el rizado atrás suyo, con una mano en la puerta de la alacena. Estaba jodidamente cerca. Se dió la vuelta para enfrentarlo. Ningún judío iba a decirle que hacer y mucho menos ese pusilánime que tenia a escasos centímetros. Respiro profundo y reunió todo el valor para que su voz salga firme y segura.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2021 ⏰

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