Veintiséis: Una velada, una cruda verdad

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El olor a mantequilla lo hizo suspirar en un agobio genuino.

Se levantó, yendo en busca de ellas para así colocarlas en el gran recipiente rosado con manchas blancas en él, recordando aquellas veces donde lo salado no fue partícipe de ellas, donde solo saboreaba los dulces en su delgada boca que lo mataba tras relajantes suspiros.

Se sentó, sintiendo la fría noche abrazar las paredes de la habitación con lentitud, llevando al insípido sentimiento acunarlo, acorralandolo entre el filo de un corazón colgando en una suave sonrisa que seguía viva entre sus recuerdos.

Lo esperó, hasta que lo vió.

Lo abrazó, hasta que las dagas acabaron con su corazón.

Y trató, porque se negaba a olvidar ese corazón.

Confianza || BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora