—¿Momo todavía no te habla?— Pregunta Shoto, encorvándose tan bajo en su sofá que su trasero está prácticamente colgando del borde, un palo de paleta sobresaliendo de entre sus labios.
—Olvídate de hablar. Ella apenas me mira— Izuku frunce el ceño, sus pies lo llevan de un lado a otro a través de la pequeña sala de estar sin que él se dé cuenta.
—Todavía no veo cuál es el problema— dice la respuesta apagada del investigador mientras habla sin quitar el palito de helado, incapaz de enfocarse en la pantalla del televisor con su novio caminando de un lado a otro frente a él.
El herbologo frunce los labios antes de exhalar fuertemente por la nariz. —El trato es que estoy bastante seguro de que Momo me odia.
—¿Por un beso? Ha sido, ¿qué? ¿Tres semanas?
—No se trata del beso— Izuku frunce el ceño antes de retroceder tanto en su discurso como en sus movimientos, Shoto renuncia a mirar televisión y se concentra en seguir el intento de su novio de meter una zanja en el piso. —Bueno, lo es, más o menos. Es solo que le gustas a Mo- uhm a Yaoyorozu, no puedo ni siquiera ya decir su nombre ¿de acuerdo? Ella confió en mí y ¿Qué hago? Me follo al objeto de sus afectos.
Shoto hace una mueca ante eso antes de sentarse, estirando la mano para agarrar a Izuku por la cadera, evitando que lo pase de nuevo. Tira del herbologo hacia él e insta a Izuku a sentarse en su regazo. El investigador envuelve ambos brazos alrededor de la cintura de Izuku, manteniendo al hombre más joven pegado a su pecho mientras entierra su rostro en el hueco del cuello del herologo.
—Deja de estresarte por eso. Te elegí — el investigador exhala contra el cuello de Izuku, sus labios rozan la piel del herbologo y siente el escalofrío que recorre el cuerpo del hombre más joven. —No me gusta Momo de esa manera.
—¿No lo haces?— sondea el herbologo. —¿No crees que es atractiva?
—Ella es. Mira, seré honesto aquí. Cuando me uní por primera vez a B.M, nos conectamos al instante, pero eso también podría haber sido porque ella había sido la chica más lista que había visto en mi vida— admite Shoto, con una sonrisa maliciosa cruzando sus facciones por la incómoda forma en que el herbologo se mueve en su regazo. —Ella también tiene un par de piernas y una cintura pequeña...
—Está bien, lo entiendo— murmura Izuku y el investigador puede imaginar claramente el puchero que debe estar en su rostro.
—Y labios carnosos— continúa Shoto, su sonrisa se extiende de oreja a oreja ahora. —¿Pero sabes que? Me gustan más los tuyos—. Enfatizado con un apretón alrededor de la cintura de Izuku, Shoto acaricia el cuello de su novio antes de dejar que sus labios recorran la mandíbula del herbologo. —Te elegí, ¿de acuerdo? Eres mi novio y estoy muy satisfecho con lo que tengo.
Izuku gruñe, pero Shoto sabe que ha ganado, especialmente cuando el herbologo se recuesta en el agarre del investigador y gira la cara para encontrar los labios de Shoto.
—No sé cómo podrías odiarlos— murmura Shoto contra los labios carnosos del hombre más joven. —Son perfectos.
—Gracias— responde una voz que claramente no pertenece a Izuku, mientras Fuyumi trota hacia la sala de estar. Agarra uno de los brazos de su hermano y lo tira de la cintura del herbologo para poder sentarse en la otra pierna de Shoto, invitándose a sí misma en su pequeño momento.
—Eres pesada. Bájate—, se queja Shoto inmediatamente, tratando de mover su pierna y hacer que su hermana se ponga de pie, pero Fuyumi no es más que obstinada.
—Entonces, ¿de qué estamos hablando?— Fuyumi sonríe inocentemente, mirando entre su hermano y su novio.
—¿No deberías haberte ido ya?— Comenta Shoto, pero sus palabras no son mordaces, se recuesta contra el sofá y se resigna a adormecer las piernas.
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Las estaciones mueren una por una
Lãng mạnA.U. Un repentino accidente sucede en las afueras de Musutafu, Japón; accidente que provoca gran desesperación a Shoto, él quiere creer que esto es natural, pero por dentro algo le dice que no es así, que debe buscar a Izuku y no descansar hasta log...