—No puedes hablar en serio— Momo prácticamente gruñe, con los brazos cruzados sobre su amplio pecho, los ojos marrones observando a Shoto mover su equipo de ejercicio a un lado de la habitación libre antes de meterse en el armario para sacar las sábanas de la cama de invitados.
—No tiene a dónde ir— responde Shoto, arrojando las sábanas sobre la cama antes de volver al armario en busca de fundas de almohadas.
El hombre mayor se mueve a su alrededor, Momo no está dispuesta a moverse a pesar de que ella está de pie en medio de la habitación. No parece molestarlo a pesar de todo y Momo no está segura de si ese pequeño detalle la molesta o no.
—¿Y cuándo exactamente planeas decirme esto? ¿Cuándo entra por la puerta?— Pregunta la mujer asiática antes de que Shoto se pasee por el apartamento como un niño que tiene que limpiar su habitación para poder pasar la noche en los clics de la casa de su amigo. —Oh, Dios mío... está entrando por esa puerta en cualquier momento, ¿no?
Shoto lanza una mirada tímida sobre su hombro a Momo, asegurándose de que las sábanas se vean ordenadas antes de girarse para mirarla. —No puede permanecer mucho más tiempo en el hospital, especialmente porque los médicos no pueden encontrar nada malo en él. Uraraka e Iida se ofrecieron a llevarlo, pero no quiero que lo encierren en algún lugar o algo.
—Qué noble— se queja la inmunologa pelinegra en voz baja.
—Todavía no debería estar solo— argumenta Shoto, saliendo de la habitación y obligando a Momo a seguirlo si quiere continuar con esta discusión. —Ha saltado catorce años. Creo que es mejor si no lo empujamos al mundo solo por el momento.
—¿Nosotros?— Momo levanta una ceja, sus brazos se rehúsan a descruzarse mientras se arrastra detrás del Jefe de Biología Molecular.
—Uraraka e Iida están de acuerdo en que soy el mejor candidato.
—¿Y qué hay de mí?— Momo frunce el ceño, lo que hace que Shoto levante la vista del sofá que está tratando de poner en orden. —Uraraka e Iida pueden decir lo que quieran, pero ¿no se te ocurrió hablarme de esto también?
—Por supuesto que sí— dice Shoto, dejando caer la almohada para acercarse a ella, sus grandes manos la agarran por los brazos. —Quería hacerlo, realmente lo hice, pero nunca tuve la oportunidad. Y pensé que lo entenderías y estarías de acuerdo con eso.
Mirando fijamente esos maravillosos ojos heterocromáticos, la mujer pelinegra tiene que luchar para mantener su postura, rígida incluso cuando él comienza a frotar sus brazos en un intento de calmarla. La expresión de disculpa en su rostro es tan clara como el día, Momo resopló por lo bajo mientras finalmente descruza los brazos y los coloca en sus caderas.
—Lo estoy— finalmente se decide, no es que haya muchas opciones para empezar. Esto obviamente está sucediendo, ya sea que Momo lo haya aceptado o no. Simplemente le molesta que el hombre mayor no la haya atravesado, y mucho menos lo haya mencionado antes del día en que Izuku vaya a quedarse, pero, por supuesto, la cabeza del Jefe se había llenado con el herbologo. —Shoto, entiendo que quieres ayudarlo, ¿pero que se mude aquí? ¿Por qué debería, no, por qué deberíamos, tener que asumir toda la responsabilidad?
—Porque somos todo lo que tiene— responde el hombre mayor. —Él es uno de nosotros y lo ha sido desde el momento en que se unió a B.M.
Por supuesto, Shoto irá y dirá eso. Solo hace que cualquier objeción de su parte suene como la negatividad de una perra fría y despiadada.
—Bien— cede la inmunologa, la pequeña sonrisa que adorna a Shoto presenta algo agradable de ver, pero se cae de la cara ante la siguiente pregunta de Momo. —Por nosotros, supongo que te estás refiriendo a ti y a mí, pero ¿sabe siquiera que hay un nosotros?— Shoto la suelta, sus ojos dispares se alejan de los suyos y eso es todo lo que necesita la mujer. —Lo sabía. No podías decirme que se queda aquí. Dudaba mucho que hubieras podido decirle que te habías mudado con otra persona.
ESTÁS LEYENDO
Las estaciones mueren una por una
RomansaA.U. Un repentino accidente sucede en las afueras de Musutafu, Japón; accidente que provoca gran desesperación a Shoto, él quiere creer que esto es natural, pero por dentro algo le dice que no es así, que debe buscar a Izuku y no descansar hasta log...