➵ CAPÍTULO ┊ 8

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El silbato sonó y los chicos dejaron de correr, la pelota quedó en manos de Su Woon y este más que enojado, lanzó el balón, para luego avanzar hacia las duchas, tal y como el entrenador estaba ordenando.

Fui testigo de como todos se reunían con sus más allegados y entre risas se dirigían al vestidor. Pensé que alguno se me acercaría para hablar sobre nuestro fin de semana, tal y como sucedía en mi antigua escuela, sin embargo y a pesar del tamaño, que me hacía más notable que cualquiera en nuestro grupo, nadie se me acercó o siquiera dirigió la mirada durante el partido o al comienzo de este y al parecer sería lo mismo al final.

Traté de no darle mucha importante al asunto y tomé mi maleta, propia de un deportista o en este caso, adecuada para los entrenamientos de baloncesto, y seguí de cerca a los chicos, sin importarme que entre ellos se encontrara NamJoon.

Me adentré a la ducha una vez que me despojé de mi camiseta y también del short, quedando así en ropa interior. Los chicos seguían ignorándome y hasta cierto punto entendía el porqué. Nam no era tan sutil al hablar, tampoco es como si los chicos no hablaran con gritos al estar dentro del vestidor o en cualquier otro lugar, sin embargo en esta ocasión parecía que mi supuesto amigo quería gritar todo lo que pensaba sobre mí o sobre JungKook.

─¿Es cierto que quieres tirarte al hermano de Nam?─ susurró uno de los chicos cuando salí de la ducha. Miré a NamJoon, quién ya tenía puesto sus pantalones, y negué de inmediato. Esto estaba yendo demasiado lejos.

No le contesté a nadie, por más que algunos de ellos comenzaron a reírse del tamaño de JungKool. Salí lo más rápido posible de los vestidores, no sin antes darle una última mirada a Nam, quién parecía más que alegre con sus estúpidos rumores sobre nosotros.

El camino a casa fue acompañado por un música suave, algo relajante para estos momentos y la cual ocasionó que en más de una ocasión mi cabeza golpeara la ventana del autobús, por tal razón me vi en la obligación de quitarme los audífonos hasta llegar a mi paradero.

Bajé con rapidez al notar que ya era muy tarde y que posiblemente mi familia estaría cenando y tal vez hubiera seguido corriendo, tal y como lo venía haciendo desde que baje del autobús, sino fuera por ese característico tono que le había colocado a los mensajes y llamadas de JungKook.

El día sábado no solo intercambiamos pensamientos o momentos agradables, sino también números telefónicos, por lo que ahora nos encontrábamos más comunicados y un poco más unidos a diferencia de la primera vez que lo vi.

"Mañana habrá una exposición en el Museo de Arte de Seúl, ¿Quieres venir conmigo?"

Sonreí como un tonto al terminar de leer su mensaje y sin dudarlo contesté que sería interesante y que lo esperaría a la salida de la escuela.

Él solo contestó que nos veríamos al día y siguiente y que lo mejor sería llevar un abrigo extra, porque las calles de Seúl por la noche eran mucho más frías que en la mañana y aquello lo estaba comprobando al estar de pie contestando sus mensajes y sin un abrigo demás que pudiera entregarme calor en aquel momento.

Llegué a casa en menos de diez minutos y es que el correr mientras gritaba o saltaba de emoción me ayudó mucho. Tal vez algunas personas pensaron que estaba loco, pero ellos no arruinarían mi felicidad, mucho menos ese tipo de miradas que me dirigían.

La cena estuvo más agradable que de costumbre o así lo vi yo al decirle a mis padres que llegaría tarde al día siguiente porque saldría con un amigo, Yeji no dudó en reírse y comenzar a molestar y mis padres no tardaron en iniciar con un interrogatorio para averiguar de qué amigo se trataba.

Pequeño❃『PJM & JJK』┇ AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora