Capítulo III

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Ahí estaba en la banca de siempre, los árboles ya no tenían casi hojas, ni siquiera el piso tenía esas hojas anaranjadas y rojizas comunes del otoño, el invierno estaba a las puertas de Argentum y eso se sentía, aun así el paisaje era calmo, todo lo contrario al ardor interno del oso, su enojo siempre era como un fuego quemando su estómago y pulmones, ahora era peor, ardía desde el interior de sus venas, cada una de ellas incluyendo vasos sanguíneos, arterias y capilares ardían como el demonio, estaba seguro que si se tiraba a rio de la plata lo evaporaría o como menos el pescado terminaría cocido ahí por la ebullición de sus aguas.

—Estúpido engreído, "eres mi amigo" —imito a Giovanni susurrando, —si fueras mi amigo al menos hubieras dado noticias...aunque yo no te pase mi número, pero mínimo un mensaje con las chicas o los del grupo segundo, estúpido humano —.

—Quimera pelotuda —se escuchó una voz detrás del oso.

—Te voy a pegar si te me acercas —.

—Le darías la razón a mi madre, tarado —esputó con obvio rechazo Giovanni.

—¿Qué? —.

—¿Puedo sentarme? —consulto manteniendo una cara inexpresiva pero un tono de arrepentimiento.

—¿Te ha mordido una quimera alguna vez? —gruño sin mirarlo.

—Eso es un si entonces, me arriesgare —aclaró y se saltó la banca quedando solo a unos centímetros del oso.

—Puede que seas valiente o muy idiota, te conozco así que votare por la segunda —trato de sonar enojado pero una ligera sonrisa se formaba en los finos labios de línea negra.

—Te dura poco el enojo, ¿quieres que te cuente? —.

—Todo, tu prometiste eso —.

—Nos saltaremos todas las clases restantes —.

—Lo dice el que debe dos exámenes y falto una semana—.

—Entiendo, cielos, ¿no te cortas el paladar o los labios con esa lengua? —.

Quizás el oso no entendió la broma, quizás sí, pero aún no quería demostrar que estaba contento, rara vez a no ser que se fueran caminando a la estación del subterráneo hacían bromas o hablaban de forma podría decirse normal, ahora todo era incomodo y Giovanni solo esperaba una reacción de su compañero.

—Habla —gruño el oso con un tono tan falso que Giovanni se sonrió.

Según Giovanni sus padres se estaban divorciando, ese día que fue con él al gimnasio la entrenadora amiga de su madre la llamo, luego de eso la máscara de su madre, una mujer muy amable y condescendiente había caído para mostrar una mujer resentida y llena de odio hacia la universidad, hacia las quimeras, hacia todos, el oso le pregunto que si su madre era parte de PHP y Giovanni respondió que sí, lo más curioso es que su padre, un hombre severo con gestos que se podrían considerar déspotas salió como nunca temprano de su trabajo y se encontró que su esposa estaba básicamente lavándole el cerebro a su hijo no le gusto, él a pesar de que se consideraba un humano "puro" no le importaban las diferencias entre humanos y quimeras, cosa que genero una pelea de una semana y Giovanni solo estaba ahí para evitar que se mataran entre ellos.

—Así que es eso —.

—Perdón Dan, no quería que se saliera de mis manos, después de todo, vamos, ¿Quién no querría una quimera?, si dan algo de miedo, sobre todo cuando te has criado en casa, pero eso se va cuando ves que son tan esponjosas y suaves, de hecho yo tenía un oso de felpa que se parecía a ti...ups —se interrumpió y vio la cara del oso tomar una mueca extraña pero divertida, él por su parte sentía su cara cada vez más caliente.

Historias en Argentum: GioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora