𝕣𝕦𝕓𝕠𝕣

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Jaemin x Renjun

"Sombra aquí, sombra allá, sonrójate, sonrójate"

Jaemin se había apuntado a un curso de cosmética

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Jaemin se había apuntado a un curso de cosmética. Desde siempre le había interesado el tema, pero no había sido hasta ese verano, en el que no tenía nada más que hacer, que buscó la información necesaria para entrar en unas clases que le enseñaran lo que no podía aprender solo con tutoriales de Youtube.

Además, existía otra cuestión que había representado un cambio en su vida; estaba, desde hace muy poco, en una relación con Renjun, que antes era su amigo. Esto se vio relacionado en el momento en el que Jaemin necesitaba un rostro para practicar lo que le enseñaban en las clases.

El problema era que su novio es muy tímido.

—¿Y por qué no usas un maniquí? —le preguntó cuando le pidió que se prestara como sujeto de pruebas.

—Un maniquí no es lo mismo que una cara real, necesito practicar de la forma más realista posible para aprender. ¡Por favor, Renjun! —insistió. En verdad, ya lo tenía acorralado. Le había invitado a dormir a su casa a traición, con el único objetivo de pedirle este favor y sin ninguna intención en mente de dejarlo escapar, o que pudiera negarse.

Por sus súplicas, terminó aceptando por las buenas. Había asumido que no le quedaba ninguna otra alternativa.

—Está bien —dijo, agachando la cabeza para parecer más desafortunado por esta situación. El otro, en cambio, simplemente le miró con una sonrisa.

—¡Pues ponte cómodo! —le llevó el asiento más acolchado que encontró en su casa para poder maquillarle y que estuviera lo más cómodo y tranquilo posible.

Para contextualizar, ambos chicos eran todavía bastante jóvenes, rozando la mayoría de edad pero todavía sin llegar a ella, y, para el mayor, esta era su primera relación. El otro era un poco más experimentado, aunque no demasiado debido a su edad. Además, Renjun era muy tímido; es más, la palabra "tímido" parecía haber sido inventada por y para él mismo, por lo que no estaba precisamente tranquilo, relajado o cómodo con lo que ocurría.

Jaemin le había hecho sentarse y cerrar los ojos para que pudiera comenzar a aplicarle el maquillaje, y esto solo hacía que su nerviosismo incrementase, porque el chico estaba muy cerca de él y ni siquiera podía mirarle o saber lo que haría.

Le temblaban los párpados, pues se sentía impacientado para abrir los ojos mientras no sentía como el otro empezaba. Se detuvo cuando notó que una suave esponja extendía una pequeña cantidad de lo que intuía que sería base de maquillaje. Se estremeció por el toque, sobre todo cuando este llegó a su mandíbula.

—Me ha costado mucho encontrar el tono exacto de tu piel, por eso he tardado —explicó. El mayor pudo asentir ligeramente cuando el contacto de su rostro con la esponja cesó. —. No necesitas mucho de esto, tienes la piel muy limpia y tersa. Qué envidia me das; podría no maquillarte y estarías perfecto igual —dijo. Renjun abrió los ojos.

—Tú también eres perfecto tal y como eres, todos lo somos. El maquillaje debe ser solo un complemento —respondió, nervioso y sin saber qué más añadir, haciendo que el menor se riera.

—Tienes razón, pero no desprestigies mi trabajo —bromeó el menor, aplicándole en una segunda capa algo que tal vez sería corrector, o igual iluminador, o a lo mejor incluso rubor, no estaba seguro, porque había tenido que volver a cerrar los ojos.

—No, no. No lo hago —se apresuró a responder Renjun, con la voz muy bajita, porque sentía al otro tan cerca difuminando los colores que estaba seguro de que le habría escuchado.

Durante un rato, estuvieron ambos chicos envueltos en un silencio agradable, con el único ruido lejano de la música de la radio que había puesto la madre de Jaemin en alguna otra habitación, pero habría que prestar bastante atención para distinguir la canción que sonaba.

—¿Qué color quieres para la sombra? — La repentina voz de Jaemin hizo sobresaltarse al mayor, abriendo los ojos y viendo que el contrario rebuscaba entre todos sus productos.

—El que tú quieras, eres tú el que está practicando —respondió torpemente Renjun, y entonces el contrario se quedó pensativo, como si estuviera tomando la decisión más importante de su vida.

—La teoría del color me dice que use un tono anaranjado, pero no me da la gana, quiero usar rosa —decidió finalmente, tomando de sus productos una paleta de sombras rosadas para empezar a compararlas y elegir una. El mayor esbozó una inevitable sonrisa, acompañada de una pequeña risa incluso.

—Eso es, tú déjate llevar —le animó. Conocía el talento que tenía Jaemin, y sabía que su criterio iba a ser la mejor opción, pero la mirada que le dio tras pronunciar esas palabras le hicieron arrepentirse.

—Creo que será mejor que no —rio el menor al ver la expresión sorprendida y asustada de Renjun cuando se acercó a él de nuevo. —. Tranquilízate, y vuelve a cerrar los ojos, por favor —le pidió, enseñándole antes el tono que había elegido. El chico le obedeció inmediatamente.

Esperó con paciencia, e intentando calmar su corazón, el tacto de las finas hebras en contacto con su párpado para teñirlo de rosado, y así fue, justo después del pequeño beso que notó en la nariz y que mandó sus esfuerzos al garete, pero no abrió los ojos. Jaemin había reído.

Durante el tiempo restante de la sesión de maquillaje, pero no duró tanto, pero para el mayor fue muy larga, no abrió los ojos, ni dijo absolutamente nada, y el contrario respetó el silencio que quería mantener.

—Un par de retoques más, y... ¡Listo! —celebró el menor tras sellar el maquillaje, y Renjun abrió los ojos con cuidado. Se sorprendió entonces, porque, justo delante de él, donde esperaba encontrarse a su compañero, se vio a sí mismo en el reflejo de un espejo que el menor le había preparado para que se viese. Cuando entendió lo que ocurría pudo observarse con detalle, admirando la maestría con la que le había arreglado. —. ¿Qué te parece? —preguntó el chico, apareciendo tras el pequeño espejo.

—Es increíble, creo que deberías dar tú las clases de cosmética —dijo, llenando de ego a Jaemin. —. Pero... —continuó, dudoso.

—¿Pero? —le animó a continuar su frase el menor, intrigado con la pega que consideraba ponerle a su trabajo.

—¿No crees que te has pasado con el rubor? —preguntó, volviendo a mirarse de reojo en el espejo, girando el rostro para mostrárselo al chico, que, de un momento a otro, estalló en risas sin poder evitarlo, ante la confusión del chino —. ¿He dicho algo gracioso? —volvió a preguntar sin entender lo que ocurría, y Jaemin tuvo que calmarse antes de responder.

—No hizo falta, estabas tan rojo que no te he puesto nada de color —explicó, aún entre algunas risas, y, como con estas palabras había hecho sonrojar todavía más al mayor, rio más.

—¡No tiene gracia! —se quejó, inútilmente porque sí que la tenía, y tuvo que rendirse ante este hecho riendo también, junto a su novio.

Palette ➳ NCT Dream One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora