𝕚𝕟𝕕𝕚𝕘𝕠

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Donghyuck x Jeno

"Del batir de las alas de una mariposa al huracán"

Jeno pasaba por un camino embarrado y rodeado de plantas

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Jeno pasaba por un camino embarrado y rodeado de plantas. De ellas, goteaba la misma agua que caía sobre su cabeza. No tenía ropa de abrigo ni paraguas, pero no le preocupaba mojarse. Ni siquiera el pelo pegado a su frente, y que en parte le impedía ver, le molestaba. Él solo seguía caminando entre los arbustos, por un paseo que no sabía si existía antes o había creado él mismo yendo y viniendo, con las piernas pesadas y difíciles de mover.

Cuando los árboles empezaban a abrirse en su camino, y su vista se volvía un poco más luminosa, salía del bosque y llegaba a su destino, tropezando con alguna roca por el musgo. Parecía que la lluvia cesaría pronto, pero aumentaba en su lugar.

No le importo y siguió avanzando todavía un poco más, hasta llegar a frente al chico. Sentía su mirada crítica y dura sobre él. Podría atravesarle y destruirle mucho antes de lo que lo haría la lluvia.

—Hola, Donghyuck. Vengo a disculparme, otra vez —saludó, dejando clara su intención. Como había dicho, no era la primera vez que lo hacía.

Como después de varios minutos no recibió respuesta, tomó aire y siguió hablando.

—Sé que nunca lograrás perdonarme. Pero estoy intranquilo. No pretendo que vuelvas conmigo, ni mucho menos, sé que no querrías... —Con sus palabras, la presión sobre él y la dureza de la mirada del otro se atenuaban. —. Lo que te hice es imperdonable.

Si nos vamos unos meses atrás, vemos a ambos chicos que actualmente compartían un monólogo, viviendo juntos felizmente en el apartamento del mayor. Felizmente dentro de sus posibilidades y esfuerzo. Jeno estaba enfermo.

Sigue estándolo, pero casi lo había olvidado debido a su preocupación por su pareja, o el que era su pareja. Jeno tenía depresión. Lo sabía, lo trataba, incluso antes de empezar a salir con Donghyuck, pero este sufría al verlo tener momentos malos y peores.

El menor luchaba por él. Dedicaba casi toda su vida a cuidarlo y se preocupaba más por su novio que por él mismo. Sabía que no tenía ni debía hacerlo, pero aún así no podía evitarlo.¿Cómo iba a quedarse callado cuando veía al otro pasarse días seguidos metido en cama o sin ganas de nada? Tiraba de él y trataba siempre de tener actividades para hacer juntos, y aunque fuera ver una película en el salón de su casa, no siempre era fácil.

Claro que el mayor también lo intentaba, y disfrutaba siempre de la compañía de su novio, pero vivía gran parte de su tiempo sumergido en su mente y en la nada, muy profundo, por lo que sacarlo para que no se ahogase no era tan sencillo, ni Donghyuck era quién de hacerlo.

Como de una gripe o de un resfriado, el chico se contagió por el aire. Intentando rescatarle, él también cayó al mar quedando a su misma altura, sin salvavidas o una persona vigilando que no se hundiese, por lo que el ciclo siguió su curso, y Jeno vio, Desde la superficie, como su pareja se desvanecía en la oscuridad de las profundidades.

Tras esto, como es evidente, no pudieron seguir con su relación, ya no tenían nada que hacer. En vez de compartir entre ellos, y mezclar sus características y tonos, Jeno había absorbido del todo al otro, así como el mar que lo había engullido.

—Quería recordarte que te quiero, y te agradezco todo lo que has hecho por mí —dijo a la nada, todavía serio, pero su estabilidad tambaleaba a cada segundo todavía más. —. Si no hubiera sido por ti...— Su voz se rompió como lo había hecho el menor hace tiempo.

Dejó de llover levemente. Jeno seguía mojado por el agua que cayó.

—Lo siento, te prometí que sería fuerte y no me derrumbaría. Pero es injusto. Soy yo quien debería estar ahí ahora, y no tú. —Finalmente, dejó las flores, ya algo demacradas por la lluvia, en el suelo. Habían dejado de caer gotas en las nubes para empezar a hacerlo de los lagrimales del chico. —. Ojalá siguieras aquí, no para estar conmigo, sino para vivir...

Tal vez era porque el agua ablandaba la pintura, y la hacía mezclarse como acuarelas, así que podría ser por eso por lo que la actitud del mayor no era como antes, y por supuesto que se preocupaba por su novio, pero era ciego en cuanto a lo que le estaba provocando. Ahora, en cambio, como la pintura, se había ablandado, y por ende le afectaba más lo que en cuanto a Donghyuck respecta. Al que echaba de menos. Y quería. Y estaba arrepentido.

—Si hubiera estado más atento, así como lo estabas tú... —se lamentaba como llevaba haciéndolo ya bastante tiempo, nunca el suficiente. Alzó su mano para quitarse las lágrimas que le impedían ver; sin ningún motivo diferenciado, ya que no esperaba ver nada que no fuera la especie de altar de piedra que había creado frente a la tumba, en la que descansaba varios ramos de flores ya muertas, todas del mismo color.

Se sorprendió porque, en contra de lo que se pensaba, sí que había algo más allí. Se trataba de una simple mariposa que se sentía atraída por el aroma del polen. Si se hubiera fijado, se hubiera sorprendido más de que, curiosamente, fuera del mismo tono que los pétalos, pero, como no lo hizo, la ignoro en cuanto se dió cuenta de lo que era. Una simple mariposa.

¿Se esperaba que por algún tipo de milagro aparecería el chico frente a él? Pues no sería de extrañar, ya que, aunque de por sí no solía tener mucha esperanza, en estas situaciones aumentaba la imaginación.

Ya no le quedaban lágrimas, y se había distraído. En el fondo, es posible que sí se le hubiera pegado algo de su pareja, porque en cualquier otra situación jamás exterioraría sus sentimientos de esta forma, ni siquiera estando solo como estaba.

Solo, entre comillas; si contamos la mariposa azul que revoloteaba a su alrededor, podríamos considerar que tenía una compañía. Se posó en su hombro y acicaló sus alas. Jeno no lo notaba, pero el insecto era el único atento a él y preocupado por su bienestar, como lo había sido Donghyuck en su momento. Y, al igual que él, le ofrecía un apoyo que no consideraba merecer ni apreciar lo suficiente.

Definitivamente la lluvia había cesado, quizás excepto por las gotas que habían reposado sobre las hojas de los árboles y ahora resbalaban. Por lo demás, solo unas inofensivas nubes oscuras amenazaban al chico y lo cubrían, pero no estaba asustado. Ya nada le asustaba, y, si miramos al pasado, nunca nada lo hizo; no tenía nada que perder, o eso se pensaba.

Solía tener esta mentalidad hace tiempo, pero, si pudiera volver al pasado, además de salvar a su novio de sí mismo, se pegaría una paliza a su yo pasado, por no darse cuenta de aquello que tenía y no valorarlo como merecía.

Dándose cuenta de que castigándose más no lograría nada, echó una última mirada y se fue por el camino. La mariposa, de su hombro, voló, y esperó, apoyada en las flores, a que tarde o temprano volviese como siempre lo hacía, y volver a estar juntos otra vez.

Palette ➳ NCT Dream One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora