Recuerdos que persiguen (1)

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A mis 7 años... con un cuchillo, y protegido por la oscuridad de la media noche, asesiné a mi familia... Pude sentir en mis manos la carne de sus cuellos ser rápidamente desgarrada por el filo del metal que en mis manos portaba, el forcejeo que hacían cuando usé una almohada para callar sus ahogados gritos de dolor, dolor que alteraba sus fuerzas y coordinación mientras perdían la calma como la sangre que de ellas brotaban, hasta perderlo todo. Fue un crimen perfecto, nadie pudo verme, ni dejé que sus gritos me delaten, una por una perecían en sus habitaciones sin que nadie se de cuenta, excepto yo.

¿Quién pensaría que un niño de 7 años pudiera cometer tal atrocidad? Un niño normal no sería capaz

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¿Quién pensaría que un niño de 7 años pudiera cometer tal atrocidad? Un niño normal no sería capaz. Sí... Un niño normal... De seguro cualquiera pensaría que soy un monstruo, pero no saben porqué es así.

Para algunas personas, conciliar el sueño es difícil; ya sea por imsomnio, ansiedad, exceso de energía, o algo los hace despertarse en la madrugada. A veces, una persona puede presentar todos esos problemas, y otras veces, algo más influye.

Sentí un frío terrible, mi cuerpo acostado en cama había sido asaltado por agua helada mientras dormía.

- ¡Despierta! ¿Sabes qué hora es?

Esas palabras fueron gritadas por una señora mayor, llegando a la tercera edad, pero de complexión algo recia, denotando así que era fuerte apesar de los años que se podían ver en su engañosa apariencia. Ella es mi abuela.

El sol aún no había salido, mi habitación era levemente iluminada gracias a la ventana que daba al patio, y que este tenía la bombilla de luz encendida. Mi cuarto no contaba con lámpara, no contaba con puerta... No contaba con nada que me hiciera sentir seguro en ese lugar, y por ciertas circunstancias, no siempre podía conciliar el sueño porque mi subconsciente siempre estaba alerta.

- ¡Levántate y báñate! Tienes que acompañar a Valeska al mercado.

Es cierto, es sábado.

Esta casa cuenta con una tienda de productos varios, teniendo verduras y hortalizas en venta, algo que hacía que fuera más frecuentado a otras tiendas. Era un éxito, se ganaba mucho al día y los abarrotes volaban en menos de una semana, por lo que había que ir al mercado cuando eso ocurría.

La cosa es... Que en casa soy el único varón, y sé que eso no debería importar mucho, estoy completamente consciente que las mujeres también son fuertes, mi cuerpo ha sido testigo de eso casi diario. Pero esas cosas son algo que, aquí, cambian a conveniencia, sin importar que tenga solo 6 años.

- ¡Apúrate!

La señora me tomó del cabello y haló para botarme de la cama, haciendo que caiga al suelo y me lastime la cara.

- ¡Ay!

Quería llorar, me dolía mucho y no aguanté el sollozo, pero fuí tomado del brazo y levantado para ponerme de pie y empujarme hacia afuera de mi habitación.

Un Tamer FrustradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora